Una historia de espionaje

Una historia de espionaje

Del reportero
Por Fernando A. Crisanto 18 Febrero, 2022

Héctor Cabrera Fuentes nació en 1985 en El Espinal, Oaxaca. Con modestia, cursó sus estudios básicos en escuelas oficiales y luego acudió al Centro de Bachillerato Tecnológico Industrial y de Servicios (CBTIS) 91 de Ixtepec.

Auténtico hombre forjado a sí mismo, no paró hasta doctorarse en microbiología molecular en la Universidad de Kazán, en Rusia. Poco tiempo después, obtuvo un segundo doctorado, en cardiología molecular en la Universidad de Giessen, Alemania.

Con el paso de los años, fue atesorando invenciones relacionadas con el funcionamiento del corazón y el tema de la regeneración del tejido una vez que se ha tenido un infarto.

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Poco a poco comenzó a ser referente en distintas investigaciones, particularmente en Alemania, Argentina, Corea del Sur y Rusia. Inclusive, la Cancillería de México lo consideró para ser presidente de la Red Global Mexicana en Singapur, donde vivió por una temporada, haciendo sus investigaciones en alianza con aquella nación.

Cabrera Fuentes llegó a liderar tres grupos de científicos (Rusia, Alemania y Singapur) concentrado en el comportamiento de la muerte celular en el corazón, pero también se dio tiempo para trabajar con el Centro de Biotecnología del Tecnológico de Monterrey en México, para desarrollar un medicamento que ayuda a los pacientes diabéticos que presentan lesiones en las extremidades.

Para dar una idea de su competencia, en 2018 fue considerado para recibir el Nobel de Medicina por sus aportaciones a la prevención de enfermedades del corazón.

Es evidente que un hombre tan brillante no tendría por qué complicarse la vida en otras cosas, pero todo indica que algo pasó y comenzó una caída a toda velocidad, al abismo.

El 16 de febrero de 2020, Cabrera Fuentes fue arrestado en Miami, Florida, acusado de espiar para Rusia a un funcionario del gobierno de los Estados Unidos. “Fue detenido por actuar en Estados Unidos para un gobierno extranjero (Rusia) sin notificar a la fiscalía y por conspirar para hacerlo”, informó el Departamento de Estado.

Los estadounidenses señalaron que, el gobierno ruso reclutó a Cabrera Fuentes en 2019 y le indicó que alquilar un apartamento específico a nombre de otra persona y le programó una serie de viajes a Moscú.

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En febrero de 2020, un funcionario ruso le pasó la descripción exacta de un vehículo oficial estadounidense. Su indicación era que buscara el auto, fotografiara la matrícula y diera datos sobre su ubicación física.

Y así fue. El 13 de febrero, Cabrera Fuentes viajó a Miami y en un auto rentado se metió al fraccionamiento donde vivía su objetivo, quien resultó ser un directivo del FBI.

Científico y no espía profesional, cometió un error: Cabrera se pegó a otro carro que iba a entrar, antes de que el portón se cerrara. Y eso lo detectó un vigilante del lugar. A toda prisa, el mexicano tomó una foto del automóvil que era su objetivo, pero para entonces, el guardia se acercó a preguntarle qué hacía.

Como pudo, Cabrera y su esposa mexicana salieron del embrollo, pero todo terminó en menos de 48 horas, cuando intentó salir del país. La noche del 16 de febrero, en el aeropuerto de Miami, las autoridades de aduana revisaron su teléfono y hallaron en él la fotografía de la matrícula del funcionario al que había espiado.

Peor aún: encontraron un mensaje de WhatsApp con la fotografía de la matrícula. De inmediato, los mismos funcionarios revisaron el teléfono de la mujer que le acompañaba y encontraron la misma fotografía. Los mensajes en el teléfono de Cabrera eran entre él y su contacto ruso.

Cabrera mencionó que el gobierno ruso le ofreció un trato: a cambio de trabajar esporádicamente para ellos, podría sacar de aquel país a sus dos hijas, que tuvo con una mujer rusa.

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Habrá que considerar que Cabrera tiene otra esposa, mexicana y es justamente con ésta con la que intentó frustradamente conseguir los datos de la matrícula que le pidieron los rusos.

Tras dos años yendo y viniendo de prisión a la Corte, Cabrera llegó a un acuerdo con las autoridades estadounidenses y se declarará culpable ante una Corte de Miami, Florida. Era de esperarse que un juez federal le negara la libertad bajo fianza por el riesgo de fuga.

La Corte de Miami programó para el 3 de marzo la audiencia, en la que se le leerán formalmente los cargos.

¿Por qué echar por la borda una vida exitosa?

Solo Cabrera sabe lo que realmente le motivó a meterse en una misión suicida.

Con todo, su legado científico ahí queda.

 

De las anécdotas que se cuentan

El notorio filósofo Niklas Luhmann señalaba que el poder es autopoiésico, teniendo la capacidad de regenerarse a sí mismo. Y eso es exactamente lo que está ocurriendo en Nuevo León, con un mandatario ajeno a la realidad y adicto al Tik Tok.

Dicen los malquerientes que, tarde o temprano Samuel García va a terminar pidiendo licencia para atender alguna otra ocupación o que le será impuesto un Secretario General de Gobierno con todo el poder, para arreglar el desastre regiomontano.

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Y cómo no, entre el 26 y el 31 de enero, se encontraron diez cuerpos en una fosa clandestina, detrás de unos campos de fútbol ubicados en el Camino a San José de los Sauces, en la colonia Unión de Colonos Benito Juárez, en Escobedo.

Dicen los que saben que esa fosa fue empleada por el Cártel de Sinaloa, específicamente por el jefe de la plaza, Alan “El Cano Ervey”, quien fue detenido el 19 de enero, mientras cenaba con su familia en un restaurante de Guadalupe, también en la zona metropolitana de Monterrey.

La especie tiene fundamento: ahora mismo hay una guerra por la plaza.

De un lado, el Cártel de Sinaloa y del otro, el Cártel del Noreste y el del Golfo.

Se considera que el cambio de poder en el gobierno estatal fue el detonador para iniciar una serie de batallas para controlar a la entidad, considerando que su vecino, Tamaulipas, puede proveer diariamente de combatientes a la Sultana del Norte.

El problema es de pronóstico reservado y da una lección para los políticos: los gobernantes no deben ser los más populares sino los que auténticamente garanticen estabilidad para sus respectivas entidades.

Sin embargo, a los partidos políticos, la ingobernabilidad no les preocupa.

Lo que les ocupa es la popularidad en las redes sociales.

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*ARD