La visita a Francisco
Por 20 Enero, 2025Se han movido con discreta agitación las aguas en algunos grupos cerrados de la sociedad poblana, con motivo de la visita del empresario Carlos Eduardo García Casas a El Vaticano, para ser recibido por Jorge Mario Bergoglio, Papa Francisco, a quien le entregó una carta, que concretamente habla de “La Organización Nacional del Yunque”, de la que su señor padre, el ingeniero Eduardo García Suárez, fue un distinguido integrante.
La misiva de García Casas señala algunas cosas respecto a la Organización Nacional del Yunque. Coincido claramente en el diagnóstico del periodista Fernando Crisanto, publicado el pasado 17 de enero, en el que señala que “en el contexto nacional actual la carta no tendrá gran impacto, pero este tipo de organizaciones ha trascendido de lo religioso y social a la política militante y hay mexicanas y mexicanos que coinciden con sus posiciones, y se oponen radicalmente a las del actual gobierno de Morena”.
Ciertamente, la misiva del empresario pasará de frente. Sin embargo, me parece importante presentar algunas nociones sobre la Organización Nacional del Yunque, más como exalumno de licenciatura de don Manuel Díaz Cid, con quien felizmente escribí un libro, “Análisis político contemporáneo: herramientas selectas”, publicado por Trillas.
Intentando poner las cosas en orden, el Yunque tenía tres agendas: internacional, nacional y estatal, que en el caso que nos ocupa se refiere al estado de Puebla. Y, había tres tipos de militantes: los decisores-empresarios, los hombres de acción y los meros participantes.
Los decisores-empresarios eran los que orientaban la reflexión y la acción del grupo, al tiempo que los hombres de acción se empeñaban en cumplir al precio que fuera, lo señalado por los primeros. Los meros participantes, en una amplia mayoría, básicamente se dedicaban a obedecer lo que se les ordenaba.
En la lógica internacional, efectivamente el Yunque traía un pleito casado horrendo con la comunidad judía y no lejos de ahí, se veía con patológica frecuencia que el Holocausto era merecido o de plano, no hubo tal. Cuesta trabajo siquiera considerar semejante tontería pero así ocurrió durante una larga temporada en aquellos ambientes. Un profesor de ese tiempo me saludaba socarrón: “hola, huérfano del Kremlin” y nos reíamos a gusto.
En una forma parecida al movimiento cristero, el Yunque manejaba el dictum esencial de que el que obedece, no se equivoca. Y no era para escandalizarse, dado que el Yunque de esos años no era un club social, sino una organización claramente piramidal.
En lo nacional, el Yunque tenía como meta, “tener al gobierno de Dios en la Tierra” y aunque no fue exactamente como muchos de sus integrantes quisieron, de alguna manera se cumplió su anhelo con la llegada de Vicente Fox a la Presidencia. En ese sentido, hay que dejar una clara diferencia que solo han identificado algunos: Fox era cristero, no yunque y eso es un abismo gigantesco desde muchos puntos de vista.
En lo estatal, cierto es que el Yunque se estableció, a través de una organización previa, el Frente Universitario Anticomunista, para combatir la ideología que desde el Kremlin empezaba a permear en ese entonces, en la Universidad Autónoma de Puebla.
Por otra parte, los Cruzados de Cristo Rey operaban un portafolios de apoyo, tanto al interior de las estructuras del gobierno eclesiástico como de una suerte de proveedor para atender las necesidades de los propios integrantes del Yunque. Así como los ejércitos tienen a sus curas de tiempo completo, esta organización hacía lo propio.
A partir de todo lo anterior, considero que el Yunque se moverá para intentar coordinar una respuesta católica y de ultraderecha frente a Morena, algo claramente esperado por no pocos miembros, tanto de la religión católica como de la organización mencionada.
Aunque es obvio, más vale señalarlo: el Yunque infiltró al PAN, no al revés. Luego entonces, no debe verse el segundo aire de dicha organización como un cierre de filas en el partido político que recién estrenó dirigencias en Puebla. Son cosas claramente distintas.
El doble desastre que tuvo Eduardo Rivera Pérez con su aplastante derrota en las urnas y el boquete financiero que dejó su chalán en el Ayuntamiento local, da a entender que viene un reacomodo en el Yunque, pero se cumplirá aquello de que podrán reunirse muchos, pero no serán todos los que son.
En ese sentido, tomarse la molestia de ir a ver a Jorge Mario Bergoglio para entregarle una carta, llama la atención, recordando alguna anodinia de su parte, como aquella de su conveniente pachorra para condenar la invasión rusa a Ucrania. Si la tibieza es conducta, el argentino seguirá en su pasmo.
En lo local, Víctor Sánchez Espinosa no es precisamente Ernesto Corripio y lejos está de las competencias de liderazgo que tuvo Rosendo Huesca, un extraordinario negociador que a la fecha sigue siendo recordado por su inteligencia política.
Sánchez Espinosa no ha terminado de recuperarse de la goliza de waterpolo que los dos mandatarios estatales más recientes le propinaron cuando, lo dejaron silbando en la loma con su ocurrencia de vetar las reformas contra el derecho de las mujeres a abortar en Puebla.
Y ha mantenido un pétreo silencio frente a un catálogo de elementos que se inscriben en la complacencia de no pocos sacerdotes respecto al robo de combustible en cantidades pantagruélicas, cerca de algunas parroquias en el estado de Puebla.
¿Cómo son los tiempos actuales, entonces? No se ven a lo lejos, personajes como Octaviano Márquez y Toriz en Puebla. Por lo demás, es entendible el reagrupamiento del Yunque frente a Morena y el movimiento del empresario que visitó a Francisco Bergoglio no suena a mera preocupación programática sino a exhibir al Yunque en un claro propósito de hacerle un favor no pedido a Morena y después, cobrárselo.
Demasiadas molestias para agredir a una organización en desuso, un cacharro prehistórico. A menos que no esté en desuso ni sea un cacharro sino todo lo contrario. Ya se verá.
*ARD