La revolución verde
Por 20 Octubre, 2021La crisis climática se ha vuelto cada vez más grave y evidente, el mundo sigue resistiéndose a una acción decisiva sobre el cambio climático. Como resultado, la temperatura del orbe aumenta, nuevas enfermedades surgen, el alimento escasea y la calidad del aire es cada vez peor.
Estos fenómenos causan problemas sociales, económicos y políticos a medida que las personas huyen de las áreas más afectadas. Esto complica el diseño de una urbanización sostenible para obtener ciudades y pueblos bien planificados.
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Pero, ¿por qué no entendemos la gravedad del asunto?
Todo lo que tenemos que hacer es mirar la cantidad de eventos climáticos recientes que han sufrido los países de todo el mundo. A pesar de esta evidencia, el cambio climático sigue siendo el problema político más intratable que enfrenta la sociedad.
Por otro lado, el público se mantiene dividido e importantes partes de la clase política se han mostrado indiferentes. Encima, el surgimiento de mandatarios con retóricas irresponsables que refutan la existencia del cambio climático confunde a parte de su gobernados.
No obstante, hay avances específicos. En Islandia el 100% de la electricidad que se consume proviene de la energía geotérmica (renovable) y es mínima la cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero que genera cada año.
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Pero a nivel mundial, las emisiones de los gases de efecto invernadero han aumentado desde 1980, acercando a la humanidad a los peligrosos niveles de calentamiento global.
Empero, la falta de coordinación e intensidad en torno al tema no se podría explicar sin estos puntos: soberanía y jurisdicción, cooperación y confianza.
Soberanía y jurisdicción
El primer gran impedimento para la acción política proviene de la soberanía y jurisdicción. Desde la Paz de Westfalia (1648), el gobierno se basó en el concepto de la soberanía que hace referencia a la ejecución de autoridad de un gobierno en un cierto territorio.
Con la autoridad de la administración se establece la jurisdicción con reglas, leyes y responsabilidades, los tres principales fundamentos de la gobernabilidad moderna. En ausencia de jurisdicción, todos son responsables y, por lo tanto, nadie es responsable.
El cambio climático es un desafío difícil, debido a que a nivel internacional no existe una arquitectura legal que permita sancionar a quienes disminuyen o aumenten sus emisiones de gas de efecto invernadero, incluso el Acuerdo de París, no cuenta con las herramientas necesarias.
Cooperación y confianza
El gobierno es la solución más frecuente a los problemas de cooperación. La lucha contra el cambio climático requiere una acción colectiva en muchos frentes, pero esto no se puede lograr si la sociedad no está convencida de la gravedad.
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La indiferencia es la sentencia de muerte de muchos problemas y soluciones de políticas públicas modernas. El problema ambiental es un tema que necesita educación continua, ya que si la sociedad no está consciente de las repercusiones solo será un tema más en la agenda.
Por ello, los gobiernos deberán ser responsables con acciones que beneficien a la ecología para, de esta manera, empoderar a las instituciones ambientales. Esto desencadenará una confianza y una unión de la sociedad en los esfuerzos ecológicos del gobierno.
En conclusión, tenemos problemas para institucionalizar un orden internacional que no viole la soberanía, pero sí responsabilice a los actores que no cumplan con los límites consensuados.
Por consiguiente, la respuesta está en los cambios internos de las sociedades de la mano del gobierno a favor del ambiente que puedan sacudir la rigidez internacional y tenga un efecto revolucionario en otros países.
Contacto: Antar.mendozaan@udlap.mx
Twitter: @antarmaa
Con información de Lo de Hoy Noticias
*ARD