Los Jenkins

Los Jenkins

Del reportero
Por Fernando A. Crisanto 22 Julio, 2021

Ahora que hay una disputa legal y política por el dominio de la Universidad de las Américas Puebla, en el cual la comunidad universitaria es rehén de los intereses de las partes, vale la pena recordar el origen de la fortuna y el hecho de que los nietos del estadunidense, como han actuado demuestran que sólo les interesa el dinero y no la educación.

En el prefacio de su libro En busca del señor Jenkins, el investigador holandés Andrew Paxman escribió al describir a William Oscar Jenkins:

“Radicó en Puebla, donde organizó su autosecuestro durante la Revolución y luego utilizó el rescate para construir su fortuna. Contrató a sus propios pistoleros para acosar a sus vecinos propietarios y convencerlos de venderle sus haciendas. Su pistolero de mayor confianza fue un tal (Gabriel) Alarcón y con él mantuvo una cadena de cines. Tuvo otro socio, (Manuel) Espinosa (Yglesias), con quien asentó otra cadena. Espinosa era el cerebro del grupo Jenkins. Además, Jenkins, fue amigo cercano del presidente Manuel Ávila Camacho y de su hermano Maximino. Cuando murió, donó todos sus millones a la beneficencia.”

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“Otorgó préstamos a una tasa de interés altísima a propietarios que sabía que jamás pagarían su deuda y luego se agenció las haciendas que le dieron en garantía; produjo alcohol en su ingenio (Atencingo) durante la Ley Seca estadounidense y se lo envió a la mafia, rancheros poblanos fueron asesinados para que Jenkins pudiera expandir sus cañaverales…”.

Las acciones legales emprendidas por los Jenkins para mantener los millones dólares de la fortuna, que amasó con trampas y delitos su abuelo, tienen hoy como rehenes a los empleados, docentes e investigadores de la Udlap, que no cobrarán esta quincena porque los bancos congelaron las cuentan,  y no han mostrado generosidad alguna para que los estudiantes continúen ni dan certeza a los padres de que los estudios de sus hijos seguirán sin ninguna consecuencia académica y de prestigio de la institución.

Lo mismo se puede decir del nuevo patronato de la Universidad y de las acciones del gobierno estatal en ese sentido, pero quienes tiene el manejo administrativo y toda la información son los Jenkins a quienes lo que menos les importa es la educación.

Por lo pronto, están congeladas las cuentas bancarias y ya no habrá forma de pagarle los salarios a su planta laboral que la próxima semana debe arrancar con todo el proceso de inscripción para el siguiente periodo escolar. Además, van a demandar a la Junta al Cuidado de la Instituciones de la Asistencia Privada, al patronato designado recientemente y a quien corresponda por desacato a una resolución judicial, ahondando el conflicto.

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Para los Jenkins de Landa, como para su abuelo, el dinero es lo primero y lo único que se joda la comunidad universitaria.

 

De las anécdotas que se cuentan


El abogado defensor de Rosario Robles Berlanga renunció a seguirla representando, porque no ha aportado elementos objetivos que le permitan entrar en la lógica del “Criterio de oportunidad”.

Es interesante el caso porque según se sabe, no se aplica el criterio de oportunidad en distintos delitos, pero particularmente en los casos de delitos fiscales o aquellos que afecten gravemente el interés público.

Podría pensarse que estamos ante algo así en el caso de Robles, pero a juzgar por las formas en que acostumbran entender la lógica penal en la Fiscalía General de la República, solo cabe suponer que se irán por el artículo 256 del Código Nacional de Procedimientos Penales que considera la validez de tal Criterio, “Cuando el imputado aporte información esencial y eficaz para la persecución de un delito más grave del que se le imputa, y se comprometa a comparecer en juicio”.

Robles ya tiene claro el mundo de beneficios que se presentan a aquel que golosamente se apunta a tal Criterio, como es el caso de Emilio Lozoya, que ha sabido manejar con astucia el supuesto mundo de secretos grabados que posee para estar tranquilo en un domicilio cómodo y administrar sus confidencias.

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La exsecretaria es una mujer inteligente e informada, por lo que no podría siquiera suponerse que su decisión de no entrar en el estilo de Emilio Lozoya obedezca a que no entiende los pormenores jurídicos del asunto.

También se sabe que lee y revisa a conciencia los laberintos de su caso y en la medida de sus posibilidades, se mantiene informada de lo que ocurre al exterior del centro penitenciario en el que se encuentra admitida.

Dicen los que saben, que solo hay dos opciones para su negativa.

Sigue siendo leal a su jefe, Enrique Peña Nieto, o tienen amenazada a su familia, para asegurarse que no diga una sola palabra de todo lo que sabe, al menos hasta 2024.

Esos mismos que conocen a Robles le dan el mismo porcentaje de posibilidades a ambas opciones, dado el estilo de la exsecretaria de ser leal hasta las últimas consecuencias, pero también es posible que alguien le haya enviado un mensaje, advirtiéndole de lo que podría pasar con los suyos si se le ocurre hablar de más.

Solo ella sabe sus verdaderos motivos.

Con la salida de su abogado defensor, es evidente que el silencio de Rosario es un dique que conviene a muchos y que a ella la está sumiendo largamente en un descrédito que no es parejo.

fcrisanto00@yahoo.com.mx

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Con información de Lo de Hoy Noticias

 

*AR