Con la “crianza positiva” se acabaron los castigos y regaños a los menores
Por 13 Julio, 2025Puebla, Pue. Para que se deje de normalizar la violencia como una medida efectiva de educación, diputados en Comisión aprobaron el dictamen que permitirá reconocer la “crianza positiva”.
La diputada local por el Partido del Trabajo (PT), Esther Martínez, dio lectura a la Encuesta Nacional de Discriminación del 2010, donde más del 40 por ciento de las personas adultas en México consideraban justificable golpear a un menor cuando se portaba mal.
“Esa conducta perpetua un ciclo generacional de violencia, hoy se establece con responsabilidad la responsabilidad de las madres, padres, personal educativo y tutores o servidores públicos para promover la crianza positiva”, expuso la congresista representante del PT.
Destacó la congresista que una crianza responsable promueve el respeto eliminando la violencia familiar, además de mejorar las relaciones sociales.
La diputada local, María Fernanda de la Barreda Angón, resaltó que el dictamen que se aprobó en comisión sobre “crianza positiva” abonará a las tareas para erradicar la violencia contra los menores.
“Con esta reforma abrimos la puerta a entornos más sanos para los niños y niñas, sin actos de violencia como se educaba antes, hasta hace quince años”, dijo María Fernanda de la Barreda Angón.
Este viernes, diputados de la Comisión de la Familia y Derechos de la Niñez aprobaron las adecuaciones para el reconocimiento de crianza positiva, para promover prácticas de cuidado y atención de cada menor.
La diputada local por el Partido del Trabajo (PT), Esther Martínez, reveló que hasta el 2010 más del 40 por ciento de los adultos justificaban que los golpes a niños y niñas eran parte de su formación y educación social.
¿Qué es la crianza positiva?
La crianza positiva consiste en las prácticas de cuidado que ejerce cualquier persona que tenga a su cargo la protección de niñas, niños y adolescentes para su adecuado desarrollo integral y crecimiento saludable y armonioso.
La crianza de la niñez y la adolescencia debe basarse en la razón, la sensibilidad, el amor, la igualdad, la tolerancia y el respeto.
Hay que crear acuerdos con ellas y ellos donde se respete su desarrollo psicosocial, sin recurrir a métodos de violencia, siempre con respeto a sus derechos humanos porque son fundamentales para que desarrollen su capacidad de tomar decisiones.
Educar a través de conductas de disciplina no violentas no significa un estilo de crianza permisivo, tampoco renunciar al papel de autoridad; significa respetar la dignidad de la niña, el niño y adolescentes en todo momento, con límites claros.
Saber cómo y cuándo poner límites a niñas, niños o adolescentes es indispensable para que logren un adecuado desarrollo cerebral y de su personalidad. La función inmediata de un límite bien puesto es la protección y la seguridad; a largo plazo es prepararles para saber tomar decisiones y recuperarse de las dificultades, es decir, ser resilientes.
Establecer límites es un tema que cuesta trabajo abordar por la creencia errónea de que para lograr que hijas e hijos tengan comportamientos adecuados, hay que hacerles sentir mal; y usar como recursos los regaños, castigos, gritos, amenazas y golpes, que madres, padres y personas cuidadoras utilizan hoy porque se emplearon en su propia infancia y creen erróneamente que no les afectaron.
Por otro lado, hay que considerar que la falta de límites provoca que se desorienten, abrumen o sientan en el abandono; y que con el exceso se perjudique su autoestima, identidad y autonomía y por ello se sienta incapaz, con inseguridad o que nada de lo que haga es suficiente.
Los límites son importantes también porque crean un espacio seguro en el que pueden explorar, curiosear, actuar e interactuar, probar, equivocarse y para reconocer sus habilidades, capacidades y características personales que les ayudarán a descubrir quiénes son y a desarrollar un autoconcepto positivo.