Ludopatía: donde el juego manda

Ludopatía: donde el juego manda

Pienso, luego existo
Por Adela Ramírez 16 Julio, 2025

Entrar a un casino o a una sala de apuestas no es muy distinto a caer en un hechizo cuidadosamente elaborado. Las luces parpadeantes, los sonidos envolventes y la falta de relojes o ventanas no son casualidad. Detrás de cada alfombra de colores psicodélicos, de cada slot machine con efectos casi hipnóticos, hay toda una maquinaria psicológica diseñada para atrapar al jugador y hacerlo volver… una y otra vez. Y muchas veces, sin poder salir, como un misterioso laberinto en el cual puede perderse de por vida.

La ludopatía, también conocida como juego patológico, es una adicción reconocida por la Organización Mundial de la Salud. Se caracteriza por una conducta repetitiva e incontrolable hacia el juego, a pesar de las consecuencias negativas personales, económicas y sociales. Según la American Psychiatric Association (APA, por sus siglas en inglés), la ludopatía comparte mecanismos neurobiológicos similares a los de las adicciones a sustancias como la cocaína o el alcohol.

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La arquitectura de la adicción
 

La mayoría de los espacios de juego están diseñados no para el entretenimiento casual, sino para la permanencia prolongada. Steve Wynn, uno de los grandes magnates de los casinos en Las Vegas, fue pionero en diseñar lugares donde “la gente perdiera la noción del tiempo”. Por eso no hay relojes, ni ventanas que permitan ver si es de día o de noche. De hecho, un estudio de la Universidad de Alberta (Canadá) reveló que los jugadores permanecen 30% más de tiempo en espacios cerrados sin acceso a información externa.

Las luces de colores, los sonidos electrónicos que simulan pequeñas “victorias”, y la distribución de las máquinas no son decoraciones al azar. Un estudio publicado en Journal of Gambling Studies explica que los sonidos de las máquinas tragamonedas están programados para reforzar positivamente al jugador incluso cuando pierde dinero. Es decir, una máquina puede emitir una melodía de triunfo, aunque el jugador haya ganado menos de lo que apostó, generando una ilusión de éxito. Esto significa que los estímulos visuales y auditivos asociados con el juego pueden engañar al cerebro y esto puede llevar a un aumento del tiempo de juego y mayores pérdidas.

Dopamina: la hormona que no sabe cuándo parar
 

El núcleo accumbens, una región del cerebro asociada al sistema de recompensa, se activa cada vez que ganamos algo, incluso si es pequeño. En los jugadores, esta área se vuelve hiperactiva. Según un estudio de la Universidad de Cambridge, en los ludópatas el circuito cerebral que regula la recompensa está alterado: se libera dopamina (la hormona del placer) no solo cuando ganan, sino también cuando pierden, si creen que “casi” ganan. Se refuerza entonces el comportamiento que llevó a esa recompensa, motivando a repetir la acción.

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Este fenómeno se conoce como el “casi acierto”, y es otro truco de diseño. Muchas máquinas están programadas para mostrar resultados que simulan estar a punto de obtener un premio grande (como dos símbolos iguales y uno casi igual), generando una sensación de expectativa que refuerza la conducta de seguir jugando, apostando, perdiendo tiempo y dinero.

El entorno importa: alfombras, sillas y cafés gratis
 

Un casino o sala de apuestas sabe que cada detalle cuenta. Las sillas suelen estar diseñadas ergonómicamente para que el usuario no note el paso del tiempo. La iluminación tenue favorece la concentración. Las alfombras con patrones intensos desincentivan mirar al suelo o levantarse. Y el famoso “cóctel gratis” o el café sin costo no es un acto de cortesía, sino una inversión para que el jugador no se retire a buscar comida o descanso.

También hay estrategias más sutiles. En muchos sitios online de apuestas deportivas o póker, se ofrecen bonos de bienvenida, giros gratis, y niveles VIP, que funcionan como recompensas sociales. En el fondo, son técnicas de gamificación, que convierten el juego en una misión constante, con logros, retos y estatus. Todo eso refuerza el círculo de adicción.

¿Y las casas de apuestas deportivas?
 

En América Latina y Europa, el crecimiento de las apuestas deportivas ha sido exponencial. Según Statista, solo en México, el mercado de apuestas deportivas alcanzó los 2.300 millones de dólares en 2023, y sigue creciendo. Las plataformas se aprovechan de eventos masivos como la Champions League o la NFL para captar nuevos jugadores, especialmente jóvenes adultos, con promesas de dinero rápido.

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Muchas aplicaciones permiten apostar desde el celular con unos cuantos clics. La inmediatez, la facilidad de acceso y la ilusión de control (al creer que se puede “predecir” un resultado deportivo) convierten a este tipo de juego en un terreno fértil para desarrollar adicción.

¿Qué se puede hacer?
 

Aunque la ludopatía aún carga con un estigma social, cada vez hay más conciencia sobre su impacto. En países como España y el Reino Unido ya se han implementado regulaciones estrictas sobre publicidad de apuestas durante eventos deportivos y se han desarrollado plataformas de autoexclusión para ayudar a los jugadores compulsivos.

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En México, instituciones como la Facultad de Psicología de la UNAM han propuesto incluir la ludopatía en campañas de salud mental más amplias, dado que sus efectos no solo se limitan a la economía personal, sino también al deterioro de relaciones afectivas y laborales.

La prevención comienza con la información. Y reconocer que estos sitios no están hechos para divertir, sino para retener, es el primer paso para no caer en una trampa con luces, sonidos y adicción.

X: delyramrez
 

 

*ARD

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