La muerte de “El Salchichas”
Por 5 Noviembre, 2024Juan Carlos “El Salchichas”, delincuente previamente amenazado en una manta y una cartulina, se dedicaba al robo de carga, robo de vehículo, secuestro y narcomenudeo. Acudió a un lugar alquilado en San Juan Tejaluca, un pueblito en Atlixco, en el estado de Puebla.
En la celebración fue agredido a disparos, recibiendo un impacto en el tórax. En un parpadeo, fue llevado por una mujer hasta el hospital Gonzalo Río Arronte. En el lugar de la fiesta quedó el auto de este individuo, que cuando fue revisado por la policía, encontró armas y narcóticos. Ya encamado, a “El Salchichas” le mandaron servicio a cuarto: un comando entró al nosocomio y lo remató.
Hasta aquí, pase y bueno. El problema es que el grupo armado se topó con dos policías municipales, Armando Meléndez y María Guadalupe Reyes, quienes fueron ejecutados en un instante. Un empleado de seguridad privada que estaba en el nosocomio fue herido.
No tiene sentido el comunicado del Ayuntamiento de Atlixco en donde explica lo obvio y remata diciendo que: “la seguridad de Atlixco es una prioridad, y continuaremos trabajando en coordinación con la Policía Estatal, la Guardia Nacional y el Ejército Mexicano para mantener un entorno seguro para todas y todos”. No, pos sí. Ya quedó claro que el entorno (sic) era seguro para todas y para todos.
Al 4 de noviembre, el municipio de Atlixco lleva 5 ejecutados y una narcomanta, sin contar el evento de “El Salchichas”.
Van mis condolencias para las familias de los agentes Meléndez y Reyes, quienes murieron en el enfrentamiento. Y deseo que el guardia herido se recupere pronto.
Esa clase de remates a delincuentes adentro de un hospital no se veían en Puebla. Los he visto en Tamaulipas, Sinaloa, Estado de México, Guerrero y Michoacán y en ese tenor, ya no tardan en llegar a Puebla las ejecuciones a bordo de las ambulancias. Los queridos amigos de la Cruz Roja saben de qué estoy hablando: vas volando en la unidad rumbo al hospital, mientras luchas por estabilizar a la persona que traes en la camilla. Te detienen bruscamente y dos segundos después, tu paciente está muerto.
Esos son signos de que alguien ya no tiene el control del estado y no me refiero a los delincuentes, quienes sí están avanzando sin demasiadas complicaciones. Y, ha quedado claro que la ocurrencia de detener a quien se deje tampoco funciona: es imprescindible desmantelar pandillas, no ir recogiendo pedacería.
Por cierto, al 4 de noviembre, el estado de Puebla lleva 522 ejecutados, de los cuales 131 son de Puebla Capital.
El éxito tiene muchos padres. El fracaso es huérfano.
*BC
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