Los azotes de Huejotzingo
Por 28 Octubre, 2024El pozo del silencio
El 22 de julio de 2019 se informó que había cesado la frenética búsqueda de Luis Fernando Tinoco Cervantes, un delegado de la Secretaría de Gobernación o Secretaría General de Gobierno en el estado de Puebla.
El delegado fue levantado con todo y su Ford Mustang a la salida del Instituto Tecnológico de Huejotzingo, tras ser emboscado por un Vento.
La búsqueda había durado dos días y finalmente, el cuerpo de Luis Fernando fue encontrado dentro de un pozo en un inmueble abandonado de Santa María Tianguistenco, en el municipio de Huejotzingo.
Conforme fueron avanzando su tarea policías y peritos, encontraron cuatro cuerpos más: habían encontrado una fosa clandestina que habilitaron “Los Chilangos”, una feroz y numerosa pandilla de la que he dado cuenta en otros medios.
Poco a poco fue aumentando la cantidad de personas ejecutadas por este grupo y una cifra conservadora señala no menos de 20 personas secuestradas y asesinadas en distintos eventos.
El lugar donde se deshicieron del cadáver del funcionario y de otras personas más, era idóneo: 50 metros de profundidad, en una construcción en medio de terrenos de cultivo de difícil acceso y con una salida a no más de cinco minutos del ramal al Aeropuerto Internacional Hermanos Serdán.
Un árbol que da moras
El levantón y ejecución a Tinoco llamó la atención por su cercanía con un oscuro político local que ha saltado de partido político como quien se cepilla los dientes. Este individuo fue alcalde de Huejotzingo y en un arranque de comicidad involuntaria, integrante de la Comisión de Seguridad del Congreso del Estado.
Revisando los archivos, es posible identificar el crecimiento exponencial de la inseguridad en Huejotzingo a partir de su gestión como presidente municipal y justamente coincide con el auge de “Los Chilangos”, recién desempacados del Estado de México.
La muerte de Fernando Tinoco fue útil porque se llevó consigo lo que sabía, entre otras cosas el caso de dos pandillas locales, “Los Guasones” y “Los Pasteleros”, estos últimos incubados en Chiautzingo y que han tenido menos suerte que los primeros.
En 2020, fueron detenidos cinco integrantes de “Los Guasones”, expertos en el robo de autotransporte, basados en un método peculiar: obligar al propio personal de las empresas afectadas, para que les avisen de los cargamentos que traerán las unidades. Les parece particularmente interesante robar camionetas atestadas de medicamentos.
“Los Guasones” se mueven en los mismos territorios que “Los Chilangos” y más lejos, que la Operativa Barredora CJNG: San Matías Tlalancaleca, Santa Rita Tlahuapan, San Salvador El Verde y Huejotzingo, claro está. Cuando no hay mucho trabajo, gustan de visitar tiendas de conveniencia en la zona del Arco Norte.
Apenas se dio el trabajo de los peritos con el caso Tinoco, el gobierno estatal anunció que habían sido detenidas trece personas y se habían decomisado quince vehículos de los cuales trece tenían reporte de robo.
Poco a poco se fue identificando que “Los Chilangos” no eran ni remotamente esos 13 personajes, sino muchos más. Conforme han pasado los años, más de 40 de sus integrantes han sido detenidos y es evidente que la organización sigue en funcionamiento.
De Xalmimilulco para el mundo
Junto a “Los Chilangos”, cuatro pandillas más, todas de alto impacto operan en la zona: “Los Pañales”, “El Gallo”, “La Chamaca”, y “El Pirulí”, ésta última conectada a los que levantaron al funcionario asesinado.
“Los Pañales” se especializan en el robo a transeúnte y de carga en la zona de Xalmimilulco, al tiempo que Víctor Hugo “El Gallo” opera el robo por medio de la compra-venta de vehículos a través de Facebook, sin omitir que se dedica al narcomenudeo.
“La Chamaca’ y su pareja Armando “el Japonés”, son expertos en robar a cuanto ser viviente contactan en Facebook para vender autos que solo existen en su imaginación. Con sede en Moyotzingo, también hacen lo propio en Temaxcalac y San Juan Tuxco.
Armando “El Japonés” asumió el liderazgo de “Los Moyos”, asaltantes de transportistas de la zona de la autopista México-Puebla. Por supuesto, este personaje sigue atendiendo sus negocios desde prisión.
Por su parte, “El Pirulí” es el personaje que se fugó del Penal de San Miguel en 2021, al cambiarse de ropa y salir con el pase de salida de su hermano quien lo visitó, junto con su cuñada y se armó un lío que terminó con 17 detenidos.
La actividad de “Los Chilangos” y “El Pirulí” es claramente de alto impacto: cobro de piso, robo a autotransporte de carga, narcomenudeo, fraude y la especialidad de la zona junto a San Martín Texmelucan: ofertar automóviles inexistentes y una vez que las víctimas llegan a intentar comprarla, ejecutarlas y quedarse con el numerario.
La mayor zona de influencia de esta clase de grupos es un triángulo que comprende a Santa Ana Xalmimilulco (Huejotzingo), Moyotzingo y San Baltazar Temaxcalac en San Martín Texmelucan. Por supuesto, la porosa frontera con Tlaxcala hace que estos grupos se muevan entre dos entidades federativas.
De poco han servido algunas detenciones que solo demuestran que las pandillas de alto impacto deben desmantelarse y no descabezarse: Diana “La Chamaca”, fue detenida el pasado 4 de febrero y sigue manejando su organización desde prisión.
No se diga el caso de Víctor Hugo “El Gallo”, detenido y con operaciones vigentes en Xalmimilulco, caso parecido al de Jorge “El Pañales”, detenido en 2022 en el mismo lugar.
La asociación mafiosa
“Los Chilangos” y “El Pirulí” están vinculados por sus negocios, particularmente el robo a autotransporte de carga, narcomenudeo y sicariato, vía Felipe “El Pirulí”, tras la captura de “El Chilango”, se ha desempeñado como operador en ambos grupos.
A “El Pirulí” lo detuvieron en 2020 y lo reaprehendieron en Martínez de La Torre, Veracruz, tras su fuga del penal de San Miguel. Con esa complicación, ascendió en el escalafón un personaje menos convulso a la jefatura de la pandilla: “El Largo”, quien al parecer no ha mermado sus capacidades pese a haber sido detenido en octubre de 2024 en el fraccionamiento Los Encinos en Huejotzingo.
Esta organización inició sus actividades en el Estado de México, con el robo de combustible y tras las ideas federales de cerrar los ductos y multiplicar las operaciones de transporte de gasolina por tierra, se mudaron a Puebla. No pasó ni un parpadeo para que en el municipio que eligieron como nueva sede operativa, San Martín Texmelucan, se enfrentaran a uno de los dos barones de la zona, Óscar “El Loco” Téllez.
Tras el choque de trenes, optaron por mudarse al secuestro, el cobro de piso y el robo a camiones de carga, además de probar suerte con los trenes y en otra sede: Huejotzingo.
En todo esto hay que destacar la veloz rotación de los mandos de “Los Chilangos”. Básicamente se le puede identificar tres liderazgos robustos en su trayectoria: Ricardo, Luis Javier y Wendy. “El Largo” no es un liderazgo fundacional.
En 2020 habían sido afectados pero no vencidos como grupo criminal, con la caída de Alejandro “El Panteones”, quien era encargado provisional de la pandilla, vinculado a “El Pirulí”. La detención se dio por el asesinato de tres estudiantes de medicina y un conductor de Uber en la junta auxiliar de Santa Ana Xalmimilulco.
El outsourcing de “El Negro”
Hace tiempo se dio una curiosa conexión entre “Los Chilangos” que como ya se ha mencionado, delinquen en Huejotzingo y otros municipios cercanos, con uno de los barones territoriales más importantes del crimen organizado en Puebla Capital.
Raúl “El Cholo” fue el sicario que intentó matar a Fernando “La Zorra” en aquella fila de vacunación contra el COVID-19 en 2022, en la colonia Ampliación Aquiles Serdán de la capital poblana. Como se sabe, el atentado fue un desastre y su objetivo siguió en lo suyo durante una temporada más.
Raúl era uno de los integrantes de “Los Chilangos”. Con el tiempo, identifiqué que en algunas ocasiones ha sido subcontratado por Héctor, “El Flaco” y Jonatán, “El Negro”, casi siempre por el control del narcomenudeo en La Cuchilla y el Mercado Unión.
Jonatán y “El Flaco” tuvieron severos desencuentros con “La Zorra”, en términos de una probable traición de éste último hacia los primeros. Así, es de entenderse que Raúl fue contratado para ejecutar a “La Zorra”.
Los caminos que se juntan
El pasado 10 de octubre, en el cateo del fraccionamiento Los Encinos de Huejotzingo, donde detuvieron a siete personas, cayó “El Largo”. No tardará demasiado en ser reemplazado.
El análisis señala que “Los Chilangos” son una pandilla de alto impacto sumamente numerosa y resiliente. Han recibido tundas por enemigos de todo tipo y siguen aterrorizando en Huejotzingo.
La mayor de las palizas que recibieron fue hace años, cuando quisieron jugar al libre mercado con “El Loco Téllez” y así les fue. La organización que ahora maneja “El Tarado” a nivel operativo sigue dando de qué hablar en una curiosa metáfora: los hermanos Téllez han aprendido del exilio y por eso tienen notables intereses en la Sierra Norte.
En medio de todo este mundo de huachicol, robo de mercancías y cobro de piso, siempre estará Huamantla, con su vida a ratos de pueblo y a ratos de vecindario en donde los rencores conviven sin gestos, aunque vigilados a lo lejos por la OFAC estadounidense.
La información analizada señala que están cruzados los caminos de todas estas organizaciones criminales con el Operativo Barredora CJNG y sus labores de limpieza en municipios que les son comunes: Puebla, Huejotzingo, San Matías Tlalancaleca y San Salvador El Verde.
Aunque desmejorados, “Los Chilangos” seguirán haciendo lo suyo.
*ARD