La salud mitocondrial: la nueva clave para la salud mental y física
Por 10 Junio, 2025Un cambio de paradigma en el abordaje de los trastornos mentales está en marcha. Expertos de instituciones como Harvard Medical School y Stanford School of Medicine coinciden en que el estado de nuestras células —especialmente de las mitocondrias— desempeña un papel crucial en el origen y tratamiento de enfermedades mentales y físicas.
El psiquiatra Chris Palmer (Harvard) y el neurocientífico Andrew Huberman (Stanford) discutieron este enfoque innovador en una reciente conversación publicada en el podcast Huberman Lab. Palmer aseguró que estamos frente a un “cambio revolucionario en el paradigma de la salud mental”.
El rol central de las mitocondrias en la salud mental
Para Palmer, la salud mitocondrial es clave. Las mitocondrias —estructuras celulares encargadas de producir energía— no solo generan ATP, sino que:
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Participan en la síntesis de neurotransmisores
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Regulan la inflamación y la respuesta al estrés
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Intervienen en la expresión genética y la producción hormonal
“El enfoque clásico centrado únicamente en neurotransmisores es insuficiente”, afirmó Palmer, proponiendo un modelo integral que incluye nutrición, ejercicio, sueño, manejo del estrés, suplementación y relaciones sociales.
Este abordaje apunta a prevenir y tratar trastornos como depresión, esquizofrenia, trastorno bipolar y autismo mediante estrategias que mejoran el metabolismo celular.
Seis pilares esenciales para fortalecer la salud mitocondrial
Según Palmer y Huberman, mejorar la función mitocondrial implica implementar los siguientes pilares:
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Alimentación saludable
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Actividad física regular
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Sueño reparador
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Reducción o manejo de sustancias nocivas
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Disminución del estrés (mediante meditación, yoga o mindfulness)
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Relaciones sociales o propósito vital
Estos hábitos no solo optimizan la función cerebral, sino que también pueden prevenir el deterioro físico y emocional a largo plazo.
Alimentación y suplementos: herramientas terapéuticas emergentes
Uno de los temas más destacados fue la dieta cetogénica, conocida por su eficacia en casos de epilepsia resistente, pero con aplicaciones prometedoras en psiquiatría, particularmente para la esquizofrenia y la depresión. Palmer advierte que “la dieta cetogénica no es una panacea”, pero representa una vía válida de intervención.
También se exploraron:
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Ayuno intermitente, con beneficios en longevidad y salud metabólica.
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Riesgos del consumo elevado de ultraprocesados, asociado con el deterioro físico y mental.
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Uso de suplementos como:
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Creatina: mejora el estado de ánimo y la función cognitiva.
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Azul de metileno: participa en la cadena mitocondrial.
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Urolitina A: compuesta derivada de la microbiota intestinal, útil para la masa muscular en adultos mayores.
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Obstáculos estructurales y necesidad de reformas en salud pública
Pese a la evidencia científica emergente, Palmer criticó la baja inversión pública en esta línea de investigación. “Menos del 5% del presupuesto de los Institutos Nacionales de Salud de EE.UU. se destina a estudios sobre nutrición”, denunció.
Además, cuestionó la oposición de organizaciones como la American Heart Association a regular el uso de cupones alimentarios, que actualmente permiten la compra de productos ultraprocesados.
Para los expertos, transformar el sistema requiere:
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Educación pública basada en ciencia
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Regulación efectiva de la industria alimentaria
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Incentivos económicos para fomentar hábitos saludables
“Debemos dejar de asignar diagnósticos como sentencias de por vida y buscar causas tratables”, concluyó Palmer, instando a una atención médica más personalizada, integral y efectiva.
Con información de Infobae
*ARD