Nuevos riesgos de la L-12 del Metro

Nuevos riesgos de la L-12 del Metro

Del reportero
Por Fernando A. Crisanto 7 Mayo, 2021

El 3 de mayo a las 22:23 se colapsó una parte de la estructura de la Línea 12 del Metro en la Ciudad de México. Al corte del mediodía del 6 de mayo, había 89 lesionados y 25 fallecidos; a la una y media de la mañana del día de la tragedia, la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, informó en la zona cero que había 20 fallecidos, pero “siete de los hospitalizados están muy graves”.

Es de entenderse que de esos siete, cinco fallecieron mientras eran atendidos en los distintos hospitales de la capital. Al principio, se manejó que conforme iban siendo rescatados los heridos, serían enviados a hospitales cercanos, como el General de Tláhuac, pero algo cambió en los minutos siguientes.

Los traslados comenzaron a darse al Hospital Magdalena de las Salinas y a Xoco, pero también a instalaciones particulares, lo que dio una idea de la gravedad de los siniestrados.

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Pero las estaciones Olivos y Tezonco no son el único problema en este momento.

Desde 2017, los vecinos ya alertaban de que algo grave estaba ocurriendo particularmente en Olivos, ahora está gestándose algo que puede ser aún más serio.

La estación Oceanía de la línea B, Pantitlán de la línea 9 y Consulado de la línea 4 están mostrando daños severos.

Estas estaciones son particularmente relevantes por las conexiones que supone cada una de ellas.

1.-Oceanía está en la colonia Pensador Mexicano, cerca de avenida Río Consulado y avenida Oceanía, en la alcaldía Venustiano Carranza. Tiene una notoria relevancia, tanto por el número de personas que pasan por ahí, como que es correspondiente con la línea 5.

2.-Ubicada en los límites de las demarcaciones Venustiano Carranza e Iztacalco, Pantitlán es un punto de enorme confluencia. Es una terminal de correspondencia con las Línea 1, 5, 9 y A. En su parte elevada, recibe unos 33 millones de viajeros al año.

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3.-Por lo que se refiere a la estación Consulado, al igual que Pantitlán está vinculada a la alcaldía Venustiano Carranza, pero también con Gustavo A. Madero. Definitivamente no tiene la afluencia de viajeros que Pantitlán y suele ser empleada para abordar o salir por la colonia Mártires de Río Blanco y es la opción de transporte para ir al Hospital Materno Infantil de Inguarán.

El punto de conflicto es que las tres tocan a la alcaldía Venustiano Carranza y, sobre todo, Pantitlán es un lugar que por la cantidad de personas que concentra, produciría una tragedia mayor que la de Olivos. dirección Politécnico.

Se recuerda que había lluvia y granizo la noche del lunes, por lo que la unidad prácticamente patinó. Hubo gente prensada y llegaron helicópteros para llevarse a los heridos.

El aviso está dado.

Hay miles de mensajes en Twitter alertando sobre estos tres puntos.

La autoridad, federal y capitalina, tiene que actuar de inmediato.

 

De las anécdotas que se cuentan

Ahora que el presidente Andrés Manuel López Obrador ha desatado una intensa campaña contra “el amarillismo” de la prensa mexicana, vale la pena revisar el trabajo de medios extranjeros sobre la tragedia de la Línea 12 del Metro de la CDMX. Por ejemplo, El País publicó:

“A las puertas de una morgue improvisada por el Gobierno de la Ciudad de México, se amontonaban este martes familias destrozadas cargadas de papeles. La mayoría llevaba toda la noche buscando algún indicio de su desaparecido entre los escombros de la peor tragedia de la capital desde el sismo de 2017, corriendo de hospital en hospital con una foto en la mano, con la única esperanza de que un error de logística los hubiera llevado hasta aquí. Pero todos los que se congregaban en este velatorio grupal compartían la misma tragedia: sus muertos estaban dentro.

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“Tras las puertas de la Fiscalía de Iztapalapa, al sureste de la ciudad, estaba el cadáver de Christian López Santiago, de 41 años. Un empleado del Gobierno federal de origen mixteco que había llegado a la capital hacía casi 30 años huyendo de la miseria del campo de Oaxaca. Cuando su comadre Marisela Alvarado, excompañera de trabajo y amiga de la familia, vio la catarata de vídeos del accidente en las redes sociales la noche anterior, esperó lo peor. No había forma de que él no estuviera en ese tren. La alternativa para López y miles de habitantes del sureste de la capital que trabajan en la zona centro y norte de la ciudad es demasiado farragosa: más autobuses, transbordos, mototaxis.

“A las 22.22 de este lunes, López viajaba en uno de los vagones que se precipitaron de golpe sobre una de las principales avenidas de la periferia del sur de la ciudad, un accidente que se cobró la vida de 25 personas y causó casi 80 heridos. Aún le faltaba más de la mitad del camino hasta llegar a su casa: otras cuatro paradas y un viaje en autobús para completar un recorrido de hora y media. Igual que la mayoría de sus vecinos, cada día atravesaba la monstruosa capital mexicana casi de punta a punta para llegar desde la oficina de su trabajo hasta el Valle de Chalco, donde lo esperaban su esposa y dos hijas, de 13 y 6 años. El cuerpo de López quedó aplastado a mitad del trayecto.

“El puente se desplomó casi en la intersección entre Iztapalapa y Tláhuac, dos de las delegaciones o alcaldías [circunscripciones administrativas] más grandes y populares de la ciudad. Entre ambas suman más de dos millones de habitantes. Tláhuac, en concreto, fue durante siglos un pueblo de agricultores que aprovechaban las virtudes de una tierra que flotaba sobre un lago de agua dulce. Con el secado de la laguna y la explosión urbana del México de los años sesenta, el pueblo pasó a recibir oleadas de migrantes interiores en busca de trabajo en la capital, que colonizaron de viviendas de autoconstrucción las faldas de los cerros y antiguos volcanes.

López formaba parte de esa masa migrante nacional que huía de la miseria del campo. Llegó a la ciudad desde la sierra de Oaxaca cuando solo tenía 14 años con su esposa, Claudia. Apenas hablaban español, su lengua materna es el mixteco. Ella se pasó años limpiando casas para que él pudiera estudiar Derecho y romper con la macabra lógica mexicana de que quien nace pobre, muere pobre. Consiguió un puesto de empleado federal en el órgano administrativo de la Secretaría de Protección Ciudadana. Un trabajo por el que no cobraba más de 12.000 pesos, menos de 600 dólares o de 500 euros al mes. No tenía coche, su único medio de transporte viable era el metro de Ciudad de México.

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“Tláhuac e Iztapalapa están entre las cinco alcaldías que concentran más personas en situación de pobreza. En concreto Tláhuac acumula casi un 40% de su población en situación crítica, poniendo el baremo en un ingreso mensual por familia por debajo de los 5.000 pesos (unos 250 dólares o 200 euros), según datos oficiales del propio Gobierno de Ciudad de México. En Tláhuac, una cuarta parte de la población de cuatro a seis años no está escolarizada y un 26% de las viviendas no cuenta con energía eléctrica”.

El costoso proyecto de transporte masivo impulsado por la izquierda mexicana fracasó y terminó en tragedia.

fcrisanto00@yahoo.com.mx

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Facebook: Fernando Alberto Crisanto

 

Con información de Lo de Hoy Noticias

 

*AR