Una historia de Chiapas

Ahora que en Puebla se habla tanto de chiapanecos y que en los últimos meses han estado involucrados en tema de seguridad, hasta que fueron despedidos este mes del gobierno del estado, vale la pena saber lo siguiente.

Era 24 de marzo de 2021, ese miércoles, los especialistas de la Región IV del Instituto Nacional de Ciencias Forenses de Guatemala fueron convocados con colegas de otras áreas para salir de sus oficinas en la 16 Avenida A, prácticamente junto al Centro Regional de Justicia en Quetzaltenango y atender un servicio importante.

La expectativa no era para menos. Grupos del Ejército guatemalteco y de la Policía Nacional también se dirigían al mismo lugar al que se desplazaban los forenses.

En un predio del paraje Nica, en Malacatán, también en el Departamento de San Marcos, encontraron a cuatro personas, abatidas. Tras los estudios pertinentes, se identificó que eran mexicanos y que radicaban en Chiapas.

Poco a poco se fue estableciendo lo que había ocurrido: cuatro mexicanos, se trasladaron a la línea fronteriza entre México y Guatemala a bordo de una camioneta con matrícula de Quintana Roo y un automóvil registrado en la Ciudad de México.

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Una vez que dejaron sus unidades, los mexicanos caminaron por una ruta típica de migrantes indocumentados y cruzaron en balsa el río Suchiate. Ahí entraron al departamento guatemalteco de San Marcos.

Se disponían a una reunión, pero las cosas salieron mal.

No acababan de acercarse con sus supuestos interlocutores cuando éstos les dispararon. Un tiro de gracia rubricó la ejecución.

Los nombres fueron identificados. En el sitio de la ejecución, una credencial del INE puso nombre al primer mexicano identificado como Guillermo de Jesús Tovar Gómez, originario de Comitán. Por la cercanía con México, familiares de los occisos se acercaron al Servicio Forense guatemalteco para preguntar por los cadáveres de los ejecutados.

Además de Tovar Gómez, dos más fueron identificados. José Luis García Gutiérrez y Eduardo Galaor Torres Vera. Se ignora el nombre del cuarto fallecido, pero hay como pista una credencial de la Secretaría de Salud del estado de Chiapas expedido por la Jurisdicción Sanitaria número III de Comitán.

La credencial está expedida a favor de Juan Carlos Gómez Román, auxiliar de enfermería. No hay nada claro sobre el cuarto cadáver. Uno de los vehículos estaba registrado a dicho nombre.

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Eduardo Galaor Torres Vera era hermano de Judith Torres Vera, exdiputada local por el PRI y directora general de Vinculación, Prevención del Delito y Relaciones Públicas de la Secretaría de Seguridad Pública del estado de Puebla. Judith Torres Vera llegó a Puebla con Raciel López Salazar.

En 2015, Judith Torres Vera era candidata a diputada local por el Distrito XVI con cabecera en Huixtla. Su hermana María de los Ángeles iba en la planilla de Sinuhé Toledo Laguna para la alcaldía de Tonalá, un personaje que mudó con rapidez del priismo a Morena.

Mientras tanto, su hermano Eduardo Galaor era Coordinador Regional de la Cruzada Nacional contra el Hambre. Al final de su vida, era asesor jurídico en el Ayuntamiento de Arriaga. José Luis García Gutiérrez también trabajaba en el Ayuntamiento de Arriaga.

Consultado al respecto, el doctor Mauricio Saldaña, investigador de temas criminales, comenta que los especialistas guatemaltecos, al acudir a la zona de la ejecución, pensaron de inmediato en el decomiso de narcóticos de hace unas semanas en Puerto Arista, Tonalá.

En esa zona, el investigador explica que las operaciones más relevantes de narcóticos se dan con uno de los hombres de confianza de Ismael Zambada, un hijo de Gilberto Rivera Amarillas, quien fue amo y señor de esa zona durante mucho tiempo, hasta que murió de una enfermedad terminal, ya preso.

Rivera Amarillas, “El tío”, era originario de Sinaloa y fue detenido en el Aeropuerto Internacional de Guatemala en 2016. Falleció al año siguiente.

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El doctor Saldaña apunta que el conector entre el clan de los Rivera Amarillas y distintos personajes de Tonalá y Palenque es José Olivas Chaidez, personaje largamente seguido por el Ejército Mexicano.

Ése es el territorio en el que Chiapas y Tabasco se mueven, enviándose señales de espejo entre distintos grupos de la delincuencia organizada.

Frente a lo anterior, no pocos funcionarios públicos, algunos que trabajaron o aún trabajan en Puebla, guardan un conveniente silencio.

Esta historia apenas comienza.

 

De las anécdotas que se cuentan

El 12 de abril, en la junta auxiliar de San Francisco Coapan, del municipio de San Pedro

Cholula, se dio un evento poco común, una camioneta ardía.

Faltaba poco para el amanecer. Lo insólito no era el siniestro, sino que, al interior de la unidad, una persona estaba en la cajuela.

Los vecinos hicieron el llamado pidiendo la presencia de las autoridades. La policía no llegaba. Fue la insistencia de los telefonazos la que detonó la llegada de los Bomberos.

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Para los investigadores no pasó inadvertido un detalle, el siniestro se dio sobre la calle Benito Juárez, muy cerca de las oficinas de la Presidencia Auxiliar.

“Es un ajuste entre bandas rivales”, fue el tono despectivo con el que se dio atención al tema, se trataba de un industrial de la tortilla de Tlaxcala.

Los especialistas alertan que el fuego literalmente está avanzando sobre Cholula y que no es de un incendio, sino del avance incontenible de un cártel al que han dejado entrar sin mayor averiguación en el estado de Puebla.

El aviso está dado.

fcrisanto00@yahoo.com.mx

Twitter @fercrisanto

Facebook: Fernando Alberto Crisanto

 

Con información de Lo de Hoy Noticias

 

*AR