El pez cabeza de serpiente: la amenaza invasora que avanza por Estados Unidos

El pez cabeza de serpiente: la amenaza invasora que avanza por Estados Unidos

Con habilidades únicas y gran voracidad, el pez cabeza de serpiente del norte preocupa a autoridades y científicos por su impacto en la fauna acuática local.
Por Redacción 24 Abril, 2025

 

En un escenario donde las especies invasoras en Estados Unidos se multiplican, una en particular genera creciente alarma: el pez cabeza de serpiente del norte (Channa argus). De apariencia exótica y capacidades sorprendentes, este pez puede alcanzar hasta un metro de largo, respirar aire atmosférico y desplazarse sobre tierra firme durante días, una característica poco común en peces de agua dulce.

Un depredador imparable que respira fuera del agua

Este depredador agresivo, como lo describe el Departamento de Conservación de Misuri en una alerta emitida el 7 de abril, se alimenta de peces pequeños, crustáceos e invertebrados. Su voracidad y adaptabilidad lo convierten en una amenaza directa para las especies nativas y para la pesca comercial y recreativa, actividades vitales en varios estados del país.

El Servicio Geológico de EE. UU. señala que este pez, originario de Asia, fue detectado por primera vez en 2002 en Maryland, y su introducción probablemente ocurrió por escapes o liberaciones desde el comercio de acuarios. Desde entonces, se ha extendido a Nueva York, Nueva Jersey, Pensilvania, Arkansas y Misuri, donde los avistamientos han ido en aumento desde 2019.

 

Supervivencia, reproducción masiva y control ciudadano

El impacto ecológico del pez cabeza de serpiente se debe no solo a su dieta, sino a su impresionante capacidad reproductiva. Una sola hembra puede poner hasta 50.000 huevos por ciclo, que eclosionan en uno o dos días. Tanto el macho como la hembra protegen a sus crías con comportamiento territorial agresivo, lo que incrementa su tasa de supervivencia y dificulta la erradicación.

Otra ventaja que posee esta especie es su sistema respiratorio único, que le permite vivir en ambientes acuáticos con poco oxígeno, como aguas estancadas o contaminadas, donde otras especies no prosperan.

Las autoridades instan a la población a participar en el control del pez cabeza de serpiente. Si un pescador atrapa uno, debe matarlo inmediatamente, preferiblemente decapitándolo o sellándolo en una bolsa plástica. Aunque su transporte está prohibido a nivel federal, se permite su consumo doméstico. De hecho, se alienta a comerlo: su carne es descrita como “suave y abundante”.

Para evitar confusiones con especies nativas como el bowfin, se recomienda observar la forma de la aleta anal, más larga en el invasor. El Servicio de Pesca y Vida Silvestre pide fotografiar y reportar avistamientos con la ubicación precisa. La participación ciudadana ha sido clave para contener su expansión en ciertas áreas.

 

Conclusión: El avance del pez cabeza de serpiente en EE. UU. representa un claro ejemplo del riesgo que implican las especies invasoras. Con su rápida propagación y comportamiento agresivo, amenaza los ecosistemas acuáticos y exige una respuesta coordinada entre autoridades y ciudadanía.

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