Va por Puebla, corre riesgo

La propuesta presidencial sobre la reforma eléctrica que se discute en el Congreso federal amenaza con provocar la ruptura de la alianza PAN-PRD-PRI a nivel nacional y por supuesto acarreará consecuencias locales, por lo menos en Puebla, con miras al 2024.    

A la posibilidad de que los priistas voten a favor de la iniciativa presidencial y construyan en los hechos el PRIMOR, el grupo parlamentario panista rechazó el proyecto y llamaron a no permitir un nuevo “tarifazo” ahora en los recibos de energía eléctrica.

Los diputados federales de Puebla, entre ellos, Genoveva Huerta Villegas, precisaron que no permitirán que Morena legisle en lo oscurito, y que por el contrario solicitaran que se abra un parlamento abierto sobre el tema. 

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Señalaron que, de aprobarse la propuesta del Ejecutivo federal sin ser revisada y corregida, entonces se estaría autorizando un incremento en las tarifas de luz afectando directamente a las familias.

Genoveva Huerta Villegas calificó a la Reforma Eléctrica como destructiva para la economía familiar y localmente obligaría a terminar la alianza Va por Puebla, que, por ejemplo, llevó a la presidencia municipal de la ciudad de Puebla al panista Eduardo Rivera, un fuerte precandidato para la gubernatura en 2024.

El coordinador del grupo parlamentario del PAN, en la Cámara de Diputados, Jorge Romero reconoció que “solo se tiene una alianza” con el PRI siempre y cuando este partido demuestre con “hechos” dicha alianza.

“Una alianza cuando se sustenta en los hechos actuar como alianza, no me voy adelantar, pero si en los hechos vamos a funcionar como alianza legislativa entonces en los hechos seguiremos funcionando como alianza legislativa y electoral”.

El coordinador perredista en la Cámara, Luis Espinosa Cházaro, mencionó que, si el PRI vota a favor de la reforma eléctrica de Andrés Manuel López Obrador, se estaría saliendo de lo que acordado por la coalición Va por México, conformada junto con el PAN.

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Dijo que los diputados de su partido votarán en contra de la reforma eléctrica de Andrés Manuel López Obrador, pues la iniciativa pretende desaparecer órganos reguladores, como la Comisión Reguladora de Energía, y deja a la Comisión Federal de Electricidad como un monopolio estatal que “no beneficia a los usuarios finales con tarifas más baratas”.

El dirigente del PRI nacional y diputado federal, Alejandro Moreno, afirmó que a su partido nadie lo amenaza ni le pone ultimátums e insistió que van a analizarán si votarán a favor de la Reforma. Por su parte, la senadora priista Claudia Ruiz Massieu señaló que ella no votará a favor de la propuesta presidencial porque afectaría al país, a los hogares y va contra los lineamientos de los documentos básicos de su partido.

Desde junio pasado, el presidente López Obrador señaló que Morena buscaría los votos del PRI o de otros partidos para impulsar diversas reformas constitucionales. Sin embargo, el tricolor aseguró que eso no pasaría.

En ocasiones anteriores, Morena y el PRI se han unido para pasar reformas secundarias y constitucionales, por lo que se ha conformado lo que algunos le llaman “PRIMOR”.

La última votación conjunta fue el 10 de diciembre de 2020, cuando diputados priistas votaron junto con Morena y sus aliados la reforma a la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión con el fin de crear el Padrón Nacional de Usuarios de Telefonía Móvil. En este registro estarán los datos de los ciudadanos que tengan celular.

Si prevalece el PRIMOR en esta reforma constitucional propuesta por el presidente, habrá que pensar en los candidatos que esta alianza impulsará en Puebla en 2024, porque el PAN y el PRD no volverán a competir coaligados con el PRI, al tiempo.

De las anécdotas que se cuentan

Tras dar por cancelada Iniciativa Mérida, el gobierno mexicano pedirá a Estados Unidos dejar de lado la visión asistencialista en materia de seguridad y avanzar hacia una estrategia basada en la reciprocidad.

El tema será abordado durante el encuentro bilateral de alto nivel que se realizará en la Ciudad de México el próximo viernes, con la presencia del secretario de Estado norteamericano, Anthony Blinken; el secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, y el Fiscal General estadounidense, Merrick Garland.

Durante la conferencia del presidente Andrés Manuel López Obrador, en Veracruz, el Canciller consideró necesario que ambos países trabajen de manera conjunta ante problemas como el tráfico ilegal de armas y la cooperación para concretar la extradición de delincuentes.

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En ese contexto, el recién nombrado embajador estadounidense Ken Salazar, estableció rasgos de la política exterior de su país cuando informó que el presidente Joseph Biden no vendría a México a finales de septiembre, considerando una invitación que le giró el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Lo sorprendente no hubiera sido que Biden rechazara la invitación, sino que la aceptara.

El tener en México, como invitados de honor a delegaciones venezolanas, cubanas y bolivianas los días 15 y 16 de septiembre, no es ni remotamente un paso afortunado de México en las relaciones con Estados Unidos.

Ken Salazar se limitó a ser el mensajero, pero se sabe que Kamala Harris, la vicepresidenta, es la que lleva el pulso a la relación de todos los días entre Estados Unidos y México.

Y no por una distinción de la Casa Blanca sino porque la situación así lo amerita.

La relación entre ambos países pasa por uno de sus peores momentos y el presidente ha demostrado cómo puede empeorarse a pasos agigantados conforme pasan los días.

En los principales periódicos de Washington y Nueva York, los analistas se preguntan con toda seriedad, qué le pasa al mandatario mexicano.

No es una crítica aislada y menos aún carente de fundamento.

El que México sea uno de los peores países que ha enfrentado la pandemia y la incesante escalada violenta de los cárteles, combinada con la pulverización de la economía y la obsesión por derrumbar a los organismos autónomos, son elementos preocupantes.

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Biden es un político profesional, no es una versión demócrata de Trump.

A lo largo de los próximos dos años veremos como la Casa Blanca le va tapando las salidas al presidente mexicano, quien cree que la realidad tiene que ser como él la desea, no como es.

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*ARD