Adolescente embarazada murió, le negaron la atención en tres hospitales

Adolescente embarazada murió, le negaron la atención en tres hospitales

El primer hospital le diagnosticó faringitis estreptocócica sin investigar sus intensos calambres abdominales.
Por Redacción 17 Noviembre, 2024

Llorando de dolor, Nevaeh Crain, de 18 años acudió a tres hospitales siendo aún una adolescente para que la ayudaran a tener a su bebe pues estaba embarazada, pero ninguno de los nosocomios le dio la atención.  

Su madre, Candace Fails gritaba por ayuda para su hija embarazada en un hospital de Texas. “Hagan algo”, suplicó la mañana del 29 de octubre de 2023.

La adolescente estaba demasiado débil para caminar, con sangre manchando sus muslos. Con fiebre y vómitos el día de su baby shower, acudió a dos salas de emergencias en un lapso de 12 horas, regresando a casa cada vez peor que antes.

El primer hospital le diagnosticó faringitis estreptocócica sin investigar sus intensos calambres abdominales. En el segundo, dio positivo a sepsis, una reacción infecciosa rápida y potencialmente mortal, según muestran los registros médicos. Sin embargo, los médicos dijeron que su feto de seis meses tenía latidos cardiacos y que Crain estaba en condiciones de irse a casa.

En su tercera visita al hospital, un obstetra insistió en realizar dos ultrasonidos para “confirmar la muerte fetal”, escribió una enfermera, antes de trasladarla a Cuidados Intensivos.

Para entonces, más de dos horas después de su llegada, la presión arterial de Crain había caído en picada, y una enfermera observó que sus labios estaban “azulados y cenicientos”. Sus órganos comenzaron a fallar.

Horas después, Crain falleció.

Fails, quien esperaba celebrar el cumpleaños 20 de su hija a principios de este noviembre, todavía no entiende por qué la emergencia de Crain no fue tratada como tal.

“Las mujeres embarazadas se han convertido esencialmente en intocables”, afirmó Sara Rosenbaum, profesora emérita de Derecho y Política Sanitaria en la Universidad George Washington.

La ley contra el aborto en Texas amenaza con prisión a quienes realicen procedimientos que terminen con los latidos cardiacos de un feto, independientemente de si el embarazo es deseado o no. Aunque incluye excepciones para condiciones que amenazan la vida, médicos dijeron a ProPublica que el miedo y la confusión sobre las posibles repercusiones legales están cambiando la forma en que se trata a pacientes embarazadas con complicaciones.

En estados con prohibiciones al aborto, estas pacientes a veces son trasladadas entre hospitales como “papas calientes”, dijeron médicos. Los equipos médicos pierden tiempo valioso debatiendo las implicaciones legales y creando documentación en caso de que tengan que justificar sus acciones ante un tribunal.

La doctora Jodi Abbott, profesora asociada de obstetricia y ginecología en la Universidad de Boston, afirmó que las pacientes se preguntan: “¿Me están enviando a casa porque realmente estoy bien o porque tienen miedo de que la solución implique terminar con el embarazo, y no pueden hacer eso?”

Existe una ley federal que prohíbe que los médicos de emergencias nieguen atención que pueda salvar vidas.

Promulgada hace casi cuatro décadas, exige que las salas de emergencias estabilicen a los pacientes en crisis médicas. La administración Biden sostiene que este mandato se aplica incluso en casos donde podría ser necesario un aborto.

Ningún estado ha luchado más contra esta interpretación que Texas, que ha advertido a los médicos que su ley contra el aborto tiene prioridad sobre las pautas federales, y que podrían enfrentar hasta 99 años de prisión si las violan.

ProPublica revisó más de 800 páginas de registros médicos de Crain y las resumió en una línea de tiempo de cuatro páginas en consulta con dos especialistas en medicina materno-fetal; reporteros revisaron los documentos con nueve médicos, incluyendo investigadores de universidades prestigiosas, ginecólogos que manejan regularmente abortos espontáneos y expertos en salud materna.

Algunos médicos dijeron que el primer hospital pasó por alto señales de infección que debieron recibir atención. Todos coincidieron en que el médico del segundo hospital nunca debió haber enviado a Crain a casa cuando sus signos de sepsis no mejoraban. Y al regresar por tercera vez, todos coincidieron en que no había razón médica para hacerla esperar por dos ultrasonidos antes de tomar medidas agresivas para salvarla.

“Así es como estas restricciones matan a las mujeres”, dijo la doctora Dara Kass, ex directora regional del Departamento de Salud y Servicios Humanos y médica de emergencias en Nueva York. “Nunca es sólo una decisión, nunca es sólo un médico, nunca es sólo una enfermera”.

Aunque no estaban seguros de que la muerte de Crain pudiera haberse evitado, dijeron que tal vez hubiera sido posible salvar tanto a la adolescente como a su feto si la hubieran admitido antes para un monitoreo cercano y tratamiento continuo.

Había una posibilidad de que Crain pudiera haber continuado con el embarazo, afirmaron. Si hubiera necesitado un parto prematuro, el hospital estaba bien equipado para cuidar a un bebé en el límite de viabilidad. En otro escenario, si la infección se había extendido demasiado, terminar con el embarazo podría haber sido necesario para salvar a Crain.

Los médicos involucrados en su atención no respondieron a múltiples solicitudes de comentarios. Los hospitales, Baptist Hospitals of Southeast Texas y Christus Southeast Texas St. Elizabeth, se negaron a responder preguntas detalladas sobre su tratamiento.

Fails y Crain creían que el aborto era moralmente incorrecto. La adolescente sólo lo justificaba en casos de violación o enfermedades que amenazaran la vida. Cuando supieron que Crain esperaba una niña, hablaron interminablemente sobre los vestidos que podrían comprar y el tipo de madre que sería. Llamaron al bebé Lillian. Fails no podía esperar para conocerla.

Pero cuando Crain enfermó, Fails esperaba que los médicos hicieran todo lo posible para evitar una emergencia mortal, incluso si eso significaba perder a Lillian. Según su perspectiva, los médicos estaban más preocupados por los latidos fetales que por la vida de Crain.

“Suena egoísta, y Dios sabe que preferiría haber tenido a ambas, pero si tuviera que elegir”, dijo Fails, “hubiera elegido a mi hija”.

El caso de Crain, aunque trágico, no es único. Médicos, abogados y defensores de todo el país advierten que las leyes restrictivas sobre el aborto están creando un efecto paralizante en la atención médica, dejando a mujeres embarazadas con complicaciones en situaciones precarias y, a veces, mortales. Para Fails, el dolor de perder a su hija y a su nieta se ve agravado por la creencia de que un sistema diseñado para salvar vidas, en última instancia, les falló a ambas.

“La ley está de nuestro lado”

Crain es una de al menos dos mujeres embarazadas en Texas que murieron después de que los médicos retrasaran el tratamiento de abortos espontáneos, según encontró ProPublica.

El fiscal general de Texas, Ken Paxton, logró que su estado sea el único en el país que no está obligado a seguir los esfuerzos de la administración de Biden para garantizar que los departamentos de emergencia no rechacen a pacientes como Crain.

Después de que la Corte Suprema de Estados Unidos revocara el derecho constitucional al aborto, la administración emitió directrices sobre cómo los estados con prohibiciones deben cumplir la Ley de Tratamiento Médico de Emergencia y Trabajo de Parto (EMTALA, por sus siglas en inglés). Esta ley federal exige que los hospitales que reciben fondos de Medicare –que son prácticamente todos– estabilicen o transfieran a cualquier persona que llegue a sus salas de emergencia. Esto incluye a pacientes embarazadas, según las directrices, incluso si significa violar la ley estatal y realizar un aborto.

Paxton respondió con una demanda en 2022, argumentando que las directrices federales “obligan a los hospitales y médicos a cometer delitos” y eran un “intento de usar la ley federal para convertir cada sala de emergencia del país en una clínica de abortos de entrada libre”.

Parte del conflicto se centra en quién es elegible para un aborto. Las directrices federales de EMTALA se aplican cuando la salud de la paciente embarazada está en “grave peligro”. Esto abarca un rango de circunstancias más amplio que la restricción al aborto en Texas, que sólo permite excepciones para un “riesgo de muerte” o un “riesgo grave de deterioro significativo de una función corporal importante”.

La demanda avanzó por tres niveles de tribunales federales, y en cada etapa fue revisada por jueces nominados por el ex presidente Donald Trump, cuyas designaciones judiciales fueron fundamentales para revocar Roe v. Wade.

Después de que el juez federal James Wesley Hendrix, designado por Trump, fallara rápidamente a favor de Texas, Paxton celebró el triunfo contra los “burócratas de izquierda en Washington”.

“El fallo de anoche demuestra lo que siempre supimos”, añadió Paxton. “La ley está de nuestro lado”.

Este año, el Tribunal de Apelaciones del Quinto Circuito de Estados Unidos confirmó la orden en un fallo redactado por Kurt D. Engelhardt, otro juez nominado por Trump.

La administración de Biden apeló ante la Corte Suprema de Estados Unidos, instando a los jueces a dejar en claro que algunos abortos de emergencia están permitidos.

Incluso ante noticias de muertes prevenibles relacionadas con las prohibiciones al aborto, el mes pasado la Corte Suprema decidió no intervenir.

Paxton calificó esto como “una gran victoria” para la prohibición del aborto en el estado.

También ha dejado en claro que presentará cargos contra médicos por realizar abortos si considera que los casos no se ajustan a las excepciones médicas limitadas de Texas.

El año pasado, envió una carta amenazando con procesar a una doctora que había recibido aprobación judicial para realizar un aborto de emergencia a una mujer en Dallas. Insistió en que la doctora y su paciente no habían demostrado de manera precisa cómo la condición de la paciente ponía en riesgo su vida.

Muchos médicos dicen que este tipo de mensajes ha fomentado que los médicos “pasen” pacientes en lugar de tratarlas.

Desde que las prohibiciones al aborto entraron en vigor, un obstetra-ginecólogo de un importante hospital en San Antonio ha visto un aumento en pacientes embarazadas enviadas desde todo el Sur de Texas, sufriendo complicaciones que podrían tratarse fácilmente cerca de sus hogares.

El hospital, con buenos recursos, es percibido como más capaz de proporcionar apoyo institucional para realizar abortos y manejar abortos espontáneos, dijo el médico. Otros proveedores “están transfiriendo a esas pacientes a nuestros centros porque, francamente, no quieren lidiar con ellas”.

Después de la muerte de Crain, Fails no podía dejar de pensar en cómo el hospital Christus Southeast ignoró la condición de su hija. “Estaba sangrando”, dijo. “¿Por qué no hicieron algo para ayudar en lugar de esperar otro ultrasonido para confirmar que el bebé estaba muerto?”

Fue el médico forense, no los doctores del hospital, quien extrajo a Lillian del útero de Crain. Su autopsia no resolvió las preguntas persistentes de Fails sobre lo que los hospitales pasaron por alto y por qué. Declaró la muerte como “natural” y la atribuyó a “complicaciones del embarazo”. Sin embargo, señaló que Crain estaba “buscando repetidamente atención médica para una enfermedad progresiva” justo antes de morir.

En noviembre pasado, Fails contactó a abogados especializados en negligencia médica para buscar justicia a través de los tribunales. Sin embargo, otra barrera legal se interpuso en su camino.

Si Crain hubiera experimentado estos mismos retrasos como paciente hospitalizada, Fails habría necesitado demostrar que el hospital violó los estándares médicos. Ella creía que podría hacerlo. Pero debido a que los retrasos y altas ocurrieron en un área del hospital clasificada como sala de emergencias, los abogados dijeron que la ley de Texas establece una carga de prueba mucho más alta: “negligencia intencional y deliberada”.

Ningún abogado ha aceptado tomar el caso.

*ANN

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