Las pistas de Tlaquepaque
Por 20 Marzo, 2025En el estado de Jalisco, van años de denuncias por parte de medios de comunicación, organizaciones de la sociedad civil y personas que, en lo individual, se suman a una sospecha que todos ven, menos las autoridades, algo pasa en la Central de Autobuses de Guadalajara y en la de Tlaquepaque.
El patrón se repite incesantemente: jóvenes, sin importar si son hombres o mujeres, bajan del autobús que los lleva a Guadalajara o a Tlaquepaque y alguien se les acerca. Ese alguien es un trabajador de CJNG y los traslada a otro destino, distinto al que dijeron en sus casas.
En la versión original de los hechos, estos jóvenes dicen que se trasladarán a Guadalajara o a Tlaquepaque, porque fueron contratados para trabajar como empleados de vigilancia para una empresa privada.
Tras un traslado de horas a algún punto alejado de la ciudad, los jóvenes entienden que no van a trabajar como vigilantes en un centro comercial, sino a desempeñarse como aprendices de sicario, para CJNG.
El colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco y el predio en Teuchitlán, con todo y campo de adiestramiento, crematorio incluido, tiene plena vigencia en esta historia de terror: muchos de los jóvenes que llegaron a las centrales de autobuses referidas y que iban a ser contratados como vigilantes, terminaron en ese nefando sitio.
Si bien es correcto que los jóvenes se busquen un modo de vida fuera del hogar paterno o materno, nunca está de más insistir en lo que se ha escrito en un sinnúmero de medios.
Hay que desconfiar de esos trabajos bien pagados, de vigilancia, en territorios claramente dominados por CJNG.
Hemos llegado al extremo de pensar en la vida antes que pensar en el trabajo.
El país no está para pensar de otra forma.
De las anécdotas que se cuentan
El pasado 12 de marzo, el presidente de Guatemala, Bernardo Arévalo de León, inauguró una instalación focalizada a la atención de migrantes deportados en la ciudad de Tecún Umán, fronteriza con México.
El propósito central consiste en atender a las personas que son retornadas vía terrestre desde México. Diseñado y ahora operado en conjunto con la Organización Internacional para las Migraciones, tiene capacidad para recibir a 65 personas de forma simultánea.
El centro recién inaugurado ofrece instalaciones para limpieza personal, asistencia médica, alimentación, atención psicológica y otros servicios que se darán a las personas que lleguen de México y regresen a sus comunidades de origen.
Los números ahí están: en 2024, México deportó a 9 mil 614 guatemaltecos, en su mayoría adultos jóvenes y menores no acompañados. Es de entenderse que las instalaciones recién inauguradas sean fácilmente rebasadas por la administración Trump, dada la crisis migratoria y el potencial desarrollo de deportaciones masivas.
Apenas en febrero pasado, el presidente Arévalo de León acordó con el secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, a recibir un 30 por ciento más de vuelos de deportación, así como prestar su suelo para atender migrantes de otras nacionalidades. Aún con estos acuerdos, no se observa un trato simétrico entre la Unión Americana y Guatemala.
Lo que nadie ha atendido es la oferta laboral que deberá inventarse de la noche a la mañana, para atender a esas personas que regresan a las malas desde Estados Unidos y justo es ahí donde aparece la obviedad: ¿de dónde saldrá el trabajo si justamente porque no tenían uno, decidieron ir a buscarlo en otro país?
Absurdos de la modernidad.
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*ARD
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