Gertz va por los Jenkins
Por 18 Marzo, 2022Compañeros de gabinete con Vicente Fox, los doctores Luis Ernesto Derbez y Alejandro Gertz Manero llegaron a un acuerdo, luego de un largo litigio, por el nombre del original Mexico City College. La institución ubicada en el entonces Distrito Federal, propiedad del ahora fiscal, mantendría el nombre, los colores y el escudo de Universidad de las Américas y la de San Andrés Cholula dominada por la Fundación Jenkins cambiaría escudo y nombre por Universidad de las Américas Puebla.
De pronto, hace poco tiempo ese acuerdo cambió y Gertz regresó con todo para demandar la titularidad de la institución ubicada en nuestro estado, todo a partir de su posición y el poder que le da ser el fiscal general de la República.
El miércoles en su influyente columna La Cuarta Transformación de El Financiero, Darío Celis ofreció información importante:
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“NO REPUESTO AÚN (con mayúsculas en el original) de la paliza que 10 de 11 ministros le propinaron el lunes, el fiscal general de la República estará nuevamente, hoy (ayer), en el centro de otra discusión en el Poder Judicial.
“Y es que este miércoles está listada la petición del ministro Juan Luis González Alcántara Carancá, para discutir en sesión la facultad de atracción de otro caso explosivo: el de la familia Jenkins.
“Lo que la Primera Sala abordará hoy (lo que fue aplazado) es si le entran al tema de la determinación de si es constitucional la reapertura de la carpeta de investigación que generó las órdenes de aprehensión.
“Otra vez Alejandro Gertz Manero y su brazo derecho, Juan Ramos López, ya como números uno y dos de la Fiscalía General de la República (FGR) reabrieron este otro expediente para litigar un asunto personal”.
El conflicto judicial de la UDLAP sigue empantanado, porque el ministro Alcántara Carrancá aplazó la discusión en la Primera Sala para determinar si la Suprema Corte debe o no atraer los amparos tramitados por la familia Jenkins y otros en contra de las órdenes de aprehensión emitidas.
Las órdenes fueron libradas por un juez federal luego de que la Fiscalía General de la República determinó reabrir las carpetas de investigación iniciadas luego de que Guillermo Jenkins de Landa presentó denuncia contra toda su familia por el control de la Fundación Mary Street Jenkins, dueña de la UDLAP.
Desde 2018, la extinta PGR determinó no proceder contra los Jenkins, porque consideró que no existía delito que perseguir.
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Los Jenkins, madre e hijos, están acusados por un desfalco de 720 millones de dólares en perjuicio de la Fundación Mary Street Jenkins, que es uno de los ángulos que persigue el fiscal general de la República.
“Pero el otro, explicó Celis, es un viejo conflicto con la Universidad de las Américas Puebla (UDLAP) que le compete a él porque se vincula a una controversia marcaria con la Universidad de las Américas (UDLA), de la que es dueño.
“La historia del actual fiscal ha estado ligada a la de la UDLA de la Ciudad de México desde 1985, pero desde el año 2000, él mismo contó con poderes de actos de dominio sobre la universidad.
“De hecho, son asociados de esta institución de educación privada dos hijas del fiscal, Alejandra y Mercedes Gertz Lozaiga, además del yerno Julián Antuñano Olvera.
“Adicionalmente han sido apoderados de la UDLA AC el actual fiscal de control competencial, Juan Ramos López.
“Apunte también a otros altos funcionarios de la FGR cercanos al titular de la dependencia, como Hilario Sánchez Cortés, Gustavo Gutiérrez Calderón y Alfredo Ramírez Guerrero”.
Fue en 2007, cuando ese grupo de abogados en nombre de Gertz solicitó al Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial la declaración administrativa de nulidad del nombre, logotipo y lema de la UDLAP. Además, denunciaron penalmente a la institución poblana por “uso y apropiación fraudulenta del nombre Universidad de las Américas”.
El caso fue desechado por la entonces PGR.
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Sólo que ahora “en pleno gobierno de la 4T, Gertz lo reabrió” al revivir la orden de aprehensión a pesar de los amparos conseguidos.
Ese es el estilo Gertz, polémica y conflicto siempre acompañan su ambición sin límite de poder y dinero.
De López Portillo a López Obrador
Con una combinación letal de gasto expansivo e inflación, José López Portillo actuó a la desesperada intentando controlar la crisis, con un coctel de miedo: disminuyó el gasto que él mismo había creado, obligó a incrementar los sueldos hasta en un 30 por ciento, sin omitir que cerró la venta de dólares por cuatro días.
Su puntilla fue la estatización de la Banca y el que, el Banco de México quedara reducido a una dependencia del gobierno, un organismo público descentralizado. Para dar una idea de las cosas, la deuda externa en 1977 era de unos 21 mil millones de dólares y en menos de cinco años, 1982, llegó a 76 mil millones de dólares.
En esos años, se inventó el término “capitales golondrinos”, que se refería a los recursos de empresas mexicanas y extranjeras que estaban en nuestro país, pero que fueron enviados a otros países. Dos eran los principales motivos para esta decisión, que el presidente López Portillo lo declarara (de alguna manera) “bien de la Nación” o, que los gastos y la inflación se comieran ese dinero.
En la actualidad ya no se habla de “capitales golondrinos”, sino de “desinversiones”.
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El Banco de México identificó que, en 2021, se dio una desinversión total de títulos mexicanos por 41 mil 557 millones de dólares.
Para ubicar la magnitud de la desinversión, la ocurrida en 2021 es 300 por ciento superior a la de 2020, de unos 10 mil 344 millones de dólares, apenas comparable con la de 2009, por 16 mil 830 millones de dólares y la de 1995, por 13 mil 632 millones de dólares.
Por supuesto, puede decirse que se están comparando peras con manzanas, porque en 2009 había reventado la gran burbuja hipotecaria de los Estados Unidos y en 1995 se experimentó una crisis interna, producida por el crecimiento de la deuda externa, para darse una idea, en ese año, la deuda mexicana creció un cuarto de billón.
Los especialistas de México y América Latina lo han dicho con crudeza. La causa de semejante salida de dinero se da por el temor fundado de los inversionistas respecto a la “Reforma eléctrica” y a algo todavía más nebuloso, la política económica.
Si se le pega al segundo socio comercial, España, sin deberla ni temerla. Si se premia al gasto público y no a la inversión privada. Si se coloca en el Banco de México a gente sin experiencia a tomar decisiones de riesgo. Si no se respeta a la ley y se puede torcer al gusto, es de entenderse el temor del dinero a que algo le pase por estar en México.
En ese sentido, la guerra de Rusia contra Ucrania va a disparar aún más el precio de los combustibles fósiles, ésos a los que se adoran en la 4T y habrá que prepararse porque viene un episodio de carestía combinado con precios altos.
El Instituto Internacional de Finanzas alertó que, en 2021, México experimentó una desinversión parecida a la de 2020 y solo comparable a la de 1994, considerando la llegada del zapatismo y la muerte de Luis Donaldo Colosio.
Es evidente que los Estados Unidos intentarán hacerse de la mayor cantidad de dinero “inversionista” procedente de mercados emergentes (México incluido) a raíz de la guerra de Rusia con Ucrania.
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Y, en ese sentido, en lo que los funcionarios de la 4T incrustados en el Banco de México, alcanzan a identificar el riesgo, los Estados Unidos se van a quedar con una buena parte de lo que está saliendo de nuestro país.
Ahí están las consecuencias de la economía actual, invertir en acciones clientelares, aborrecer a los empresarios y apostar por los combustibles fósiles, es parte de una receta que nos está llevando a toda velocidad a algo relativamente parecido o peor a 1982.
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