Los horrores del Rancho Izaguirre

Los horrores del Rancho Izaguirre

Del Reportero
Por Fernando A. Crisanto 13 Marzo, 2025

El colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco va por más y no se va a quedar solo con el hallazgo de cientos de zapatos que fueron encontrados al interior del Rancho Izaguirre. De acuerdo a testimonios que han sido obtenidos por voluntarios de dicho Colectivo, ahí se hacían procedimientos quirúrgicos con fines de tráfico de órganos.

El predio ubicado en la localidad de La Estanzuela, municipio de Teuchitlán, a 60 kilómetros del centro de Guadalajara, era una instalación multiusos, en la que además de operar el horno crematorio con el que inició su negra fama, también se emprendió en ese lugar el entrenamiento de cientos de personas para enviarlas posteriormente a los muchos frentes de guerra que tiene CJNG en el país.

Indira Navarro, líder de Guerreros Buscadores de Jalisco, estima que innumerables desaparecidos tienen como conector a la Central de Autobuses en donde era el punto de reunión con personal del cártel y el rancho, pese a toda clase de reportajes que señalaron por largo tiempo esas desapariciones.

Auténtico campo de exterminio, el rancho también ha ofrecido un sendero de muerte, en el que además de los tristemente célebres 400 pares de tenis, también se han encontrado placas de titanio, dentaduras y fragmentos de huesos humanos.

Una mujer que sobrevivió a la estancia en ese lugar, dijo a Indira Navarro que esa instalación opera al menos desde 2012 y que ahí se vendían órganos, considerando la enorme cantidad de personas que serían sacrificadas en tal sitio, y el visible trasegar de médicos.

En otra línea de investigación, se ha obtenido el testimonio de que algunos de los personajes que operaban el rancho eran pederastas. En ese sentido, lo único que queda claro es que la historia de horrores de esas instalaciones no ha terminado y es evidente que las atrocidades de CJNG van mucho más allá de vender fentanilo y cobrar piso.

Y, todo eso, al menos desde 2012.

De las anécdotas que se cuentan

Lo ocurrido con un departamento de Policía entero en los Estados Unidos, da clara idea de que, en muchas ocasiones, es importante eliminar de raíz el problema y no nada más estar prescribiendo Aspirina.

Ocurrió en Hanceville, una pequeña ciudad en el estado de Alabama: un gran jurado dictó la disolución completa de su policía, digamos municipal. El gran jurado llegó a la conclusión que lejos de ser una corporación que combatía a la delincuencia, más bien habría operado como una “empresa criminal”.

Mientras tanto, las llamadas de emergencia al 911 y otros servicios de seguridad son gestionados por la oficina del sheriff, que asumió la responsabilidad de la vigilancia en la ciudad, que cuenta con una población aproximada de 3 mil 200 habitantes.

Las evidencias son de oírse: entre su personal, se encontró a uno de sus integrantes que falleció por sobredosis de drogas, bajo los “efectos tóxicos combinados de fentanilo, gabapentina, diazepam, anfetamina, carisoprodol y metocarbamol”.

También era de todos los días que los agentes del lugar movieran las huellas e indicios de delitos, para cambiar por completo el sentido de una investigación, inclusive modificando los archivos informáticos de las evidencias. Así, todos los policías del lugar.

Difícilmente, la medida de cerrar por derribo a una corporación policiaca municipal puede considerarse de todos los días, pero si no hay otra opción debe tomarse.

En México, con docenas de policías municipales que funcionan como socios del crimen organizado, tal medida podría tomarse en cuenta.

Ahora que está de moda la Operación Enjambre, cabe preguntarse cuántas direcciones de seguridad pública municipal andan como su par en Hanceville, Alabama. La respuesta seguramente nos dejará mudos de asombro e indignación.

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*ARD

 

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