Y de nuevo, Javier Valdez
Por 18 Diciembre, 2024Comiendo en Roma Norte
Era 2018 y tuve la oportunidad de conversar largamente con un amigo cercano del periodista Javier Valdez. Él propuso comer en el restaurante Covadonga, en la calle de Puebla, muy cerca de las oficinas de Derechos de Autor. No se equivocó: las viandas estuvieron estupendas, como lo fue la conversación.
De tanta obra escrita por Valdez, coincidimos en que su capacidad literaria así como su avasalladora mirada hacia el crimen organizado se condensa en dos textos estupendos: Los morros del narco (2007) y claro está, Malayerba (2010).
Del primero, es un retrato crudo del mundo en el que viven los menores de edad, que por distintos motivos terminan en nefandas tareas, ya sea el sicariato o el secuestro. Del segundo, en el entendido que son una colección de textos publicados en Ríodoce, son crónicas en donde se confirma que no hay lugar para la paz en Sinaloa.
En tales condiciones recordamos a un escritor sólido que murió el 15 de mayo de 2017, a metros de la redacción de Ríodoce.
La última entrevista
Como obvio antecedente de su ejecución, Valdez había publicado el 19 de febrero de 2017, una entrevista a un integrante de la facción criminal de Dámaso López Núñez, “El Licenciado” en la que negaba que éste estuviera involucrado en distintas agresiones cometidas en contra de Los Menores.
La entrevista tampoco dejaba hueso sano al “Mini Lic”, hijo de López Núñez, considerando que el entrevistado principal y algunos testimonios recabados por Valdez, veían en aquel joven, a un personaje que disfrutaba de los beneficios de la actividad criminal pero no era competente en lo que tenía que hacer.
En ese tenor, se entiende que la orden para ejecutar a Valdez se había dado porque la descripción dejaba muy mal parada la imagen del hijo de Dámaso López Núñez.
Por si hiciera falta, distintos mensajes enturbiaron más el camino hacia el veredicto sobre la ejecución de Valdez. El 3 de mayo de 2023, se divulgó una carta firmada por Los Menores, en la que dicen que ellos jamás han formado parte de la organización criminal que emprendió su señor padre junto a Ismael Zambada García.
El 14 de mayo de 2023, un texto de seis cuartillas firmado por el “Mini Lic”, presentaba su deslinde respecto a la ejecución de Valdez y señalaba que fueron Los Menores quienes lo mandaron asesinar.
El texto señala que Los Menores alteraron el procedimiento judicial para hacer ver a los López como los culpables de la muerte de Valdez, incluyendo amenazas hasta para la viuda del periodista.
Unos cuantos culpables
En 2021, la Fiscalía General de la República obtuvo sentencia condenatoria de 32 años y 3 meses de prisión en contra de Francisco “El Quillo”, acusado de ser el segundo homicida y el que organizó el plan para la ejecución de Valdez.
Por su parte, Heriberto “El Koala”, se declaró culpable de haber participado como chofer del vehículo que llevó a “El Quillo” y a Luis “El Diablo” para ejecutar al escritor. Por cierto, “El Diablo”, señalado como el segundo homicida, fue asesinado en septiembre de 2017.
En otras palabras, se detuvo a los operadores de la ejecución pero no hay nada con respecto a quien dio la orden para matarlo.
El pasado 13 de diciembre, “El Mini Lic” fue detenido en el estado de Virginia, por tráfico de fentanilo. Apenas fue capturado y reinició la tormenta mediática para que sea juzgado por el crimen en contra de Valdez.
Epílogo
En 2008, tuve que suspender la publicación de mis artículos, ocho cuartillas completas a la semana, porque alguien puso sobre la mesa una cantidad de dinero para matarme. Lo que escribía, incomodó hasta la médula de un grupo de interés prominente en Puebla. Investigar a las pulcras élites ofrece hedores como recompensa.
Es evidente que no se logró aquella orden y respiré por una temporada. Y lo que pasó diez años después, fue algo así como la continuación de ese mal fario. Amigos cercanos me ofrecieron escolta y camioneta blindada, pero era innecesario, ostentoso e inútil.
Enteré a muy pocos de lo ocurrido porque me parece de mal gusto publicitar amenazas y atentados. Investigar tinieblas tiene un costo y hay que aceptarlo sin gestos.
Digo esto porque a diferencia de lo que muchos creen, investigar y publicar temas de alto impacto trae consigo de manera irremediable al riesgo. Si no se acepta vivir así, es mejor cambiar de actividad. En el caso de Valdez, indudablemente sabía que tarde o temprano alguien estallaría en furia contra él y daría la orden, esa orden.
Entre la muerte de Valdez y lo que le ocurre a periodistas e investigadores, he visto a presentadores de noticias que han armado una batahola continental por lo que les ocurre. Y viendo la aplastante obra del autor de Malayerba y la de los que se asumen mártires, no hay forma de comparación.
Valdez vivió al filo del abismo y su fulgurante carrera solo podía explicarse en esa proximidad. Es la diferencia entre cronicar frente a las llamas de la violencia y bisbisear sonseras leyendo el teleprompter. Ya veremos que sigue con la novela del “Mini Lic” en Estados Unidos.
*BC