La crisis de los partidos
Por 30 Julio, 2024A casi dos meses de su derrota electoral, la oposición en Puebla no tiene claro su destino inmediato.
A más de 60 días, los partidos políticos aún no se recuperan de los resultados electorales que dieron un triunfo contundente al gobernante Morena y sus aliados, quienes consiguieron la gubernatura, los principales municipios, el Congreso Local y todas las posiciones de legisladores federales en juego el pasado 2 de junio.
Para empezar, hay que dejar en claro que Morena es un movimiento y como tal se nutre de grupos y caudillismos a lo largo y ancho del estado, muchos de ellos de origen priista. Hay dos factores que los mantienen públicamente unidos, aunque en algún momento habrá molestias y disidencias.
A morenistas y sus aliados del Verde y el Partido del Trabajo, los cohesiona el poder, pero sobre todo el manejo político de quien ahora es su líder, el gobernador electo, Alejandro Armenta, quien les dará cauce a las inquietudes de los grupos para mantenerlos unidos y a quienes se resistan, dejarles en claro que es con su gobierno o en contra, no hay más sopas.
Donde las cosas están dramáticas es en la oposición, que perdió posiciones importantes y por ahora todos vomitan la alianza, que según del cristal del que se vea fue costosa para sus expectativas de ganar en Puebla, la gubernatura, más presidencias y la mayoría en la Cámara Local de diputados.
Por ejemplo, Acción Nacional después de dos meses no ha hecho cambios y sigue en la reflexión de lo que sucedió el dos de junio. Ayer, Augusta Díaz de Rivera, explicó que esperan los resultados de la autoevaluación que mandaron a hacer para detectar qué acciones fallaron el 2 de junio.
Comentó que su trabajo en la dirigencia estatal se enfocó en los últimos días en recorrer los municipios del estado donde van recogiendo las demandas de los militantes tras el proceso electoral, de lo que tampoco hay un reporte.
“Están a punto de entregarnos un estudio profesional, tanto cualitativo como cuantitativo sobre el tema de las elecciones, con preguntas completamente nuevas en donde nosotros buscamos saber la razón”, expuso.
El cambio de su dirigencia estatal se dará en el último trimestre del año y hay dos posiciones irreconciliables. La de quienes tienen como líder visible a Eduardo Rivera y esperan que la designación de uno de los suyos sea a través del Consejo Estatal, y de quienes insisten en que debe ser elegido en una consulta a la base militante, para tener legitimidad y dirigir el futuro panista.
Los del Revolucionario Institucional no han ganado aún la senaduría para Néstor Camarillo a quien lo impugnan por su supuesto origen indígena, como en su momento presumió para registrarse, la posición se les puede caer. Pero eso no es todo, perdieron poder en municipios y en el Congreso del estado, tendrá contados plurinominales federales y sus ingresos caerán de forma dramática.
Además, piensan en la reelección de Camarillo, como presidente porque en realidad no tienen cuadros que quieran entrarle cuando todo está destruido. Dicho más rápido, el PRI no tiene presente y el pasado se fue.
A los perredistas no les queda más que el recuerdo, perdieron el registro y cualquier esperanza de renacer. El Sol Azteca se fundió.
Puebla tiene desde el 2 de junio pasado un escenario político con una fuerza dominante y partidos de oposición destrozados. Casi una dictadura imperfecta.
De las anécdotas que se cuentan
A la oposición no le queda de otra que sentarse con el futuro gobernador de Puebla.
En julio, se publicitó el encuentro de Eduardo Rivera con Alejandro Armenta y en privado lo mismo han hecho Néstor Camarillo y Carlos Amador.
En todos los casos coincidieron en una petición y una oferta: que los reconozcan y ellos, y lo que queda de sus partidos, construirán consensos “a favor de Puebla”.
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