Estampas de Tilapa

Estampas de Tilapa

Del Reportero
Por Fernando A. Crisanto 23 Mayo, 2022

Municipio de pocos habitantes, Tilapa no tiene todas consigo desde los últimos años. El evento más reciente fue el 17 de mayo, cuando se dio la ejecución de Giovanni, un sicario local, de mote “El Matón”, cosido a disparos en una de esas húmedas y calurosas noches mixtecas.

Ese evento ocurrido en plena calle Ignacio Zaragoza, hizo pensar a los lugareños que se había tratado de una clara venganza por la muerte de cuatro hermanos que fueron masacrados el primer día de mayo.

Salvador, Oscar, Andrés y Rubén recibieron una lluvia de plomo en esa jornada de sangre. Uno terminó abatido en una taquería. Los otros tres, en un campo deportivo.

Pero Giovanni no fue el protagonista principal de esa historia, sino “El Platanito”, líder de uno de los grupos delictivos que azota a esa población y quien presumiblemente urdió el ataque contra esos hermanos que le hacían competencia.

Con todo, Tilapa tiene historia y sus pobladores no la merecen. Se recuerda cuando en 2019, sus propios habitantes se lanzaron contra Jonatán Bueso, candidato a inspector de San Félix Rijo, hombre ubicuo que tenía distintos orígenes: se dijo que era hondureño; después, de Oaxaca y finalmente, de Puebla.

Las cosas se complicaron cuando los pobladores identificaron que este personaje se había apropiado de los datos de una mujer. Aquella acta de nacimiento que justificaba su origen en Santa Ana Necoxtla, en Epatlán, pertenecían en realidad, a Sidronia Bernaldino Martínez.

 

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Señorío de caciques, Tilapa vive en la zozobra de la ausencia de la autoridad. Apenas el 18 de mayo, Miguel Tapia Lucio, regidor de Gobernación, no solo dejó su cargo sino el país. Dicen los que saben que no paró hasta llegar a los Estados Unidos, con los homicidios de los cuatro hermanos como principal motor para su decisión.

Su jefa, alcaldesa del lugar, ha hecho de la sordera su política pública y se comenta que la salida del regidor de Gobernación fue claramente predecible, considerando el despido del tesorero, quien cometió un error imperdonable, pensaba denunciar el caos interno del Ayuntamiento.

Al despido del tesorero, llegó presuroso al relevo un asistente de la alcaldesa, quien solícito, se ha prestado a firmar y cumplir cuanto le pidan, sin entender con claridad que todo acto tiene una consecuencia.

Las cejas de los expertos se arquearon cuando se confirmó que el flamante funcionario es familiar de un regidor, quien se ha caracterizado por hacer de la nómina oficial el principal reducto para los empleos de sus familiares y amigos.

Pero, regresando una vez más a 2019, el caos ya se había asentado en esa población, cuando se supo de varios atentados, no contra los pudientes sino contra la gente común, ahí quedó registrada la muerte de un anexado, el 26 de junio, molido a golpes en un centro de rehabilitación en Cuexpala.

La Central Mexicana de Servicios Generales de Alcohólicos Anónimos A. C, intentó deshacer el entuerto, señalando que no tenían ninguna conexión con el lugar, pero al final, el centro “Una visión para ti” cerró sus puertas.

La sospecha de que otras tres muertes se habían dado en condiciones similares, hizo que sus propietarios desaparecieran a la misma velocidad que el dinero de sus “pacientes”.

A finales de ese mismo año, Tilapa se envolvió en una fetidez insoportable. Sus autoridades tuvieron la ocurrencia de emplear terrenos baldíos como rellenos sanitarios, generando un caos instantáneo. Por supuesto, ante el bloqueo del relleno sanitario intermunicipal ubicado en Izúcar de Matamoros, Tilapa no fue el único perjudicado sino once municipios más.

 

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Sin embargo, más allá de la fetidez y los anexos, Tilapa ha sabido de secuestros, homicidios y, de la incompetencia pública.

En febrero de 2020, Jesús Bautista, director de Seguridad Pública municipal, fue removido, frente a la escandalosa avanzada de la delincuencia en la zona. La gota que derramó el vaso del Cabildo fue el secuestro de un par de trabajadores de una tortillería importante.

Repetidamente, Tilapa se muestra como un agujero negro en el que aparecen cadáveres de ejecutados en otros municipios y distintos grupos delictivos lo emplean como puerto seguro para el trasiego de sus mercancías, dada su cercanía estratégica con la vía que lleva a Cuautla.

Pero no todo ha sido delincuencia y desorden. También ha habido margen para la sinrazón, como aquella decisión en abril de 2020, en la que apareció una manta dando la bienvenida a todo aquel que pretendía entrar a uno de sus territorios más importantes, Cuexpala.

La manta informaba: “AVISO URGENTE, esta comunidad de Cuexpala también participa en las medidas preventivas contra el virus Covid-19, debido a esto, se prohíbe la entrada a todos los visitantes a esta comunidad, ya que solo estamos respetando indicaciones federales en esta cuarentena, Por favor, no insistan en bañarse en el río, ya que se tomarán medidas extremas”.

La justificación era entendible, si según algunos, el Covid-19 fue transmitido por los ricos porque ellos son los pueden pagar viajes, tiene pleno sentido cerrarle la puerta en las narices a quien sea, genere beneficios económicos o no.

Empero, su aislacionismo no funcionó del todo. En ese mismo mes y en la misma comunidad que amenazó con su manta a los fuereños, se recibió un cadáver ejecutado y su respectivo mensaje, en el corazón del paraje Las Palomas.

Se trataba de una persona secuestrada horas antes, que recibió múltiples impactos de bala. Así terminó aquella noche eterna que había iniciado en Matzaco, localidad con no más de tres mil habitantes, perteneciente a Izúcar de Matamoros.

Tampoco funcionó la medida de aislamiento unas semanas después, cuando en mayo, Arturo, un habitante de Cuexpala, fue masacrado a machetazos y su cuerpo apareció flotando en el río Atila, entre Cuexpala y San Félix Rijo, ésta última, la comunidad que pretendía gobernar aquel personaje entre hondureño, oaxaqueño y poblano, según su propia ficción.

Sin embargo, pocos se imaginarían que el 26 de mayo, en las inmediaciones de Zolonquiapa, sería emboscado el líder cañero Francisco Hernández, dirigente de Azúcar Morena. La carretera Izúcar de Matamoros-Atencingo vio su último trayecto, aquella mañana en la que su camioneta Honda fue emboscada por motosicarios y le dispararon al menos, cinco veces.

 

 

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Ahí quedó el antiguo cuadro de la Confederación Nacional Campesina (CNC) del ingenio de Atencingo en Chietla, quien había sido destituido en mayo de 2019 y desde entonces, había emprendido su propia aventura gremial.

Sin embargo, Tilapa estaba marcado por el sino del delito y como se vio en julio de 2020, nadie estaba a salvo. Rodrigo, hijo de un exalcalde, se salvó de milagro de ser secuestrado en plena calle Independencia, una noche en la que intentaron levantarlo, pero al oponer resistencia le dispararon y, aun así, logró escapar, mientras sus frustrados captores huyeron rumbo a San Félix Rijo.

El caso no era aislado: lo mismo pasó en septiembre, cuando Emiliano, quien había sido síndico del lugar, se trasladaba acompañado de un sobrino, justamente por Rijo, cuando una camioneta con matrícula de Morelos los emboscó.

Venturosos policías municipales aparecieron oportunamente y aquellos delincuentes se alejaron a toda prisa del lugar. Pero el aviso estaba dado: Emiliano era vulnerable.

No tiene sentido enumerar las muertes por el alcohol y las armas que lo mismo se han dado en Rijo que en Agua Dulce. Lo que sí tiene lógica es señalar que Tilapa, en su tamaño y silencio, pide a gritos ser atendido antes de que la ingobernabilidad sea causa de más muertes en contra de sus habitantes, quienes no merecen el agobio de sus gobernantes.

 

De las anécdotas que se cuentan

Sábado de indignación y de rabia, el pasado 21 de mayo. Ese día, muy temprano, Cecilia Monzón fue asesinada a balazos cuando conducía una camioneta por calles de Momoxpan. De acuerdo con la Secretaría de Seguridad Ciudadana de San Pedro Cholula, los asesinos la persiguieron hasta darle alcance sobre Camino Real a Momoxpan, a la altura de Periférico Ecológico.

Ella se graduó como abogada por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, con especialidad en Derecho Penal. Fue secretaria general del Comité Municipal del PRI en San Pedro Cholula.

Formó parte de Kybernus, organización de “jóvenes con valores” y de los rotarios

En el PRI participó como coordinadora de jóvenes, coordinadora de gestión, coordinadora operativa, coordinadora general de campaña, secretaria de Organización del Frente Juvenil, consejera política municipal y estatal, delegada del ONMPRI y coordinadora de promoción al voto.

En el gobierno fungió como delegada del Instituto Poblano de la Juventud, Secretaria Técnica Distrital y su último cargo fue como coordinadora de la Cruzada Nacional Contra el Hambre en el Municipio de San Andrés Cholula.

Como penalista defendió a mujeres víctimas de violencia. Cecilia se destacaba a sí misma como la primera mujer en México que promovió un juicio para la protección de sus derechos políticos y ganó un procedimiento específico por violencia política en el Estado de Puebla.

Acusó al empresario Manlio López Contreras, ex aspirante a la presidencia de San Pedro Cholula por Movimiento Ciudadano, por ejercer violencia política de género en su contra; la justicia falló a su favor, se le sentenció en 2018 y fue bajado por el partido como candidato.

Esa era ella, la activista, defensora de las mujeres, que el autor intelectual de su ejecución calló este sábado infame.

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