Anexos, el terror para los adictos y alcohólicos
Por 8 Mayo, 2021Puebla, Pue. Tuvieron que pasar dos muertes en los llamados anexos en el mes de abril para que el gobierno del estado ordenara una investigación a estos llamados centro de rehabilitación.
Alan Jafer, de 21 años de edad, murió por una golpiza durante su estancia en el Centro de Rehabilitación La Piedad, ubicado en Lomas de San Miguel.
Familiares que reconocieron el cuerpo indicaron que observaron que presentaba huellas de violencia en la cabeza y costillas, así como marcas en los pies, producto tal vez de que estuvo atado.
Los familiares de Alan Jafer señalaron ante su adicción a las drogas y con la finalidad de ayudarlo lo ingresaron varias semanas atrás a este centro contra las adicciones y que sólo los llamaron para que reconocieran el cuerpo.
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Una semana después se registró otra muerte, ahora en el centro de rehabilitación llamado “Puerta a la Vida” de la colonia Santa María. En este lugar sacaron aún con vida a Fernando N, de 42 años de edad, hacía un hospital y ahí murió.
Familiares de la víctima narraron que el hombre murió por una golpiza que presuntamente le propinaron dentro del anexo ubicado en la 32 Poniente y 7 Norte de la capital poblana.
Aseguraron que la intención al haberlo internado era que Fernando “se curara” de sus adicciones y el final fue trágico.
Los médicos les notificaron que la causa de su muerte eran los diversos golpes que presentaba en varias partes del cuerpo. La golpiza había sido dentro de este anexo.
Tardía reacción
Tras estas dos muertes, Miguel Barbosa Huerta, gobernador de Puebla, ordenó investigación y regulación del funcionamiento de los llamados “anexos”, pues deben ser lugares para ayudar a personas con adicciones de alcohol y drogas, y no para resguardar a delincuentes.
Cuestionado sobre la agresión a un anexo en San Pablo Tepetzingo, junta auxiliar de Tehuacán, donde dos personas resultaron lesionadas y una falleció, Barbosa Huerta dijo que no fue un ataque sino un asunto personal, en el que ya se tiene identificado al presunto responsable.
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“En Puebla muchos anexos se volvieron refugios de delincuentes que fueron limpiándolos, pues en lugar de rehabilitar sirven para que los ciudadanos sigan drogándose o manteniendo sus adicciones y eso no debe de ser”, pronunció.
Señaló que en los lugares donde realmente sí se enfocan a rehabilitar a las personas, se tiene que dar una regulación más clara, ya que actualmente operan sin que sean supervisados.
Qué son los centros de rehabilitación
Los Centros de Atención Primaria en Adicciones (CAPA) son unidades que brindan servicios gratuitos, dirigidos a prevenir y atender el uso y abuso de sustancias adictivas.
El Centro Nacional para la Prevención y el Control de las Adicciones (Cenadic) es un órgano desconcentrado de la Secretaría de Salud, encargado de instrumentar y coordinar la ejecución de la política y las estrategias nacionales para la atención de las adicciones.
Se sabe que en el país se carece de una atención real de a por lo menos 7 millones de alcohólicos y adictos del país.
Son cárceles
La Organización Mundial Alcohólicos Anónimos (AA), Central Mexicana de Servicios Generales se ha deslindado, por lo menos desde hace dos décadas, de los llamados “anexos” o “granjas” para alcohólicos y drogadictos se han caracterizado por ser en realidad verdaderas cárceles donde los “padrinos” que “rescatan” a estas personas las mantienen recluidas contra su voluntad, además de sacar provecho de las cuotas aportadas por las familias de los enfermos. Golpes, privaciones ilegales de la libertad, humillaciones, vejaciones de toda índole y hasta homicidios son frecuentes en esos centros, donde los cautivos viven hacinados y en condiciones infrahumanas.
En México operan centros de reclusión donde ocurren asesinatos, torturas, suicidios y muchas otras violaciones a los derechos humanos ante la complacencia de las autoridades.
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Estos centros de reclusión, llamados “anexos” o “granjas”, son cárceles a las que se lleva por la fuerza a sus internos para “rescatarlos” de su adicción alcohólica mediantes múltiples formas de tortura física y psicológica.
Generalmente, a estos lugares las personas son llevadas a la fuerza. Están ahí contra su voluntad, lo cual contraviene los más elementales derechos humanos y los principios que ostentamos aquí en Alcohólicos Anónimos.
“Un día en el anexo”
“A las cinco de la mañana: ‘¡Órale hijos de la chingada. Párense a bañar!’. A esa hora todos deben bañarse con baldes de agua fría. Luego viene el desayuno, que puede ser una taza de té sin azúcar con algunos pedazos de pan, o bien la comida más común en esos lugares, que es el ‘caldo de oso’: agua con verduras descompuestas que se recogen de los desperdicios de los mercados. Esa es la dieta diaria. Ni soñar con huevos, leche o carne”.
“Después, a cada interno le corresponde hacer algún ‘servicio’: barrer, trapear los pisos, dedicarse a la cocina. Y en distintos horarios de la mañana o de la tarde, se realizan en una sala las reuniones de terapia grupal, que no tienen nada de terapéuticas porque se basan en el escarnio y la humillación.
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“A quien se indisciplina los padrinos lo visten de mujer y lo ponen frente a todos para que se burlen de él. Las mofas también van dirigidas a quien cuenta sus vivencias frente al grupo. Y constantemente los padrinos les dicen a los internos que sus familias no los quieren o que son una basura social. La intención es hacerlos ‘tocar fondo’, como se dice, para que recapaciten y logren la rehabilitación”.
“En las noches, los internos duermen hacinados y en condiciones totalmente insalubres. En un pequeño cuarto pueden dormir 20 o 30 personas amontonadas y entre cucarachas. No hay médicos ni psicólogos que los atiendan. Las infecciones son frecuentes, y a veces ocurren suicidios”.
Con información de Silvino Cuate
*BC