Descubre cómo intervinieron los ángeles en la construcción de la Catedral de Puebla
Por 23 Marzo, 2021Si visitas Puebla, lo primero que debes visitar es su Catedral, está a un costado del Zócalo, ahí encontrarás este bello recinto que tardó casi dos siglos en ser completamente construido y actualmente es considerado Patrimonio de la Humanidad (Unesco).
Su construcción data entre 1536 y 1539 por Julián Garcés, quien era obispo de Tlaxcala, sin embargo, las autoridades virreinales decidieron que necesitaban un templo de mayor tamaño.
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Para aumentar el tamaño y crear el diseño, el arquitecto Francisco Becerra, fue el encargado de remodelar el recinto en 1575, sin embargo, el proyecto sufrió problemas económicos y administrativos, por lo que la obra se detuvo en 1626 y permaneció 8 años, en 1634, Juan Gómez de Transmonte retomó el proyecto dejándola como luce actualmente.
¿Cómo llegar?
La Catedral se encuentra en la calle 16 de septiembre s/n, Centro, 7200, Puebla, Puebla, a un costado del Zócalo de la ciudad de Puebla.
Horario
De 9:00 a 13:00 y de 16:00 a 20:00 horas.
Los viernes y sábado a las 20:30 normalmente podrás apreciar sobre la fachada de la Catedral un show de luces y videomapping sobre la historia de Puebla, llamado Mosaico Poblano, sin embargo, en tiempos de pandemia por la Covid-19, este ha sido suspendido para evitar aglomeraciones y contagios.
Leyendas de la Catedral
De acuerdo con agencias, la leyenda dice que fueron los ángeles los responsables de subir la campana Santa María a la torre. La historia cuenta lo siguiente: En la última etapa para finalizar la obra, los hombres que trabajaban en la construcción se veían con el problema de subir la campana de Santa María a su lugar correspondiente, la dificultad de hacer esto era que la campana pesaba alrededor de 8 toneladas.
Se dice que pasaron 30 días intentando subirla sin lograr su objetivo.
La torre alberga varias campanas de distintos tamaños, incluyendo una para el reloj. Una de las campanas más grandes fue bautizada Santa María de la Concepción. En ella está grabada la inscripción “En tu concepción, Virgen, fuiste inmaculada. Ora por nosotros”. Recibió ese nombre porque era utilizada para saludar a la madre de Jesucristo al tocar el Ángelus a las 12 del día y las 6 de la tarde.
Las torres de la Catedral de Puebla se comenzaron a construir hasta 1678 y, una vez terminadas, se colocaron las campanas. La más grande, sin embargo, no tenía el sonido esperado. Fue fundida en tres ocasiones y, en el cuarto intento, se consiguió finalmente el resultado deseado, aunque la campana era mucho más pesada (9 toneladas, y el badajo pesa 226 kilos).
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Fue terminada en 1729 y su creador fue el maestro campanero Francisco Márquez. Sin embargo, subirla a la torre de más de 70 metros de altura era una tarea titánica. Dadas las limitaciones tecnológicas de la época, se intentó por días colocarla, sin éxito.
Una mañana, los poblanos que asistían a la primera misa del día quedaron atónitos al ver que la campana desaparecido del atrio. Llegaron a pensar que había sido robada y, luego de varias horas de búsqueda, se dieron cuenta de que ya se encontraba en su lugar.
El guardia de la construcción fue interrogado y reconoció que la noche anterior se había quedado dormido y que soñó con dos ángeles, quienes le dijeron que ellos se encargarían de la campana que tanto trabajo les había dado a los hombres.
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Lo importante es que al día siguiente se escuchó la campana sonar y a sorpresa de toda la campana se encontraba colocada justo donde debía estar.
Planos equivocados
Otra de las leyendas sobre la Catedral es que fue construida en Puebla por un error de los arquitectos españoles, confundieron los planos e hicieron la Catedral en Puebla, cuando estaba planeada para la Ciudad de México.
Asimismo, fue el primer templo suntuoso que se construyó en América y fue bendecida en 1649, cuatro años antes de la consagración de la Catedral Metropolitana, la confusión pudo ser por un rumor de la época colonial, acerca de que Puebla podría aspirar a ser la capital del virreinato y por esta razón las autoridades ordenaron al arquitecto Francisco Becerra construir un templo más grande y vistoso.
Tumba falsa de Juan de Palafox
Un espacio enigmático de la Catedral es el situado detrás de la Puerta Central, llamada “del Perdón”, ahí se encuentra el cenotafio del obispo Juan de Palafox y la lápida del obispo Pantaleón Álvarez de Abreu quien, durante su obispado, Juan de Palafox y Mendoza mandó a hacer su lápida mortuoria.
En 1649 fue llamado a España y, unos años después, fue enviado a la Diócesis de Burgo de Osma. Palafox y Mendoza murió el 1 de octubre de 1659, en España. No obstante, esta lápida se ubicara en ese sitio debido al relevante papel que el Obispo tuvo para el desarrollo de esta ciudad y de su catedral. Un cenotafio es un monumento funerario que no contiene el cadáver del personaje a quien se dedica.
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Las demás campanas recibieron su nombre, de acuerdo a su tamaño: Jesús Nazareno, San José, Santa Cruz, San Joaquín y Santa Ana, Santa Bárbara. Las campañas más pequeñas llamadas esquilas son: El Santísimo, Nuestra Señora de los Dolores, San Miguel, San Pedro, San Pantaleón, Santo Domingo y El Venerable Sr. Palafox.
Campanadas ilustres
Aunque esta hermosa catedral posee magníficas campanas, no siempre es posible escucharlas a todas juntas. Solo han sonado todas al unísono en fechas muy especiales para los poblanos:
La sala del tesoro
Contemporánea de la Capilla del Rosario, el Ochavo (porque tiene ocho lados) es un espacio que se concibió desde un principio como una sala, a manera de capilla, que albergaría los objetos de culto y de ornato considerados de alto valor, como báculos, custodias, coronas, cruces procesionales, crismeras y joyas decorativas para las imágenes de santos y sacerdotes.
En cuanto a su construcción fue aprobada por una sesión del Cabildo poblano (1674), siendo el encargado de su construcción el arquitecto Carlos García Durango. Para llegar ahí, hay que pasar varias rejas muy gruesas, y los muros miden un metro de ancho. En su interior se resguardan infinidad de tesoros de arte sacro.
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Otro de sus tesoros es un Cristo tallado en marfil de origen chino y que se cree que pudo haber llegado a Puebla desde Filipinas. También se resguardan aquí cuatro hermosas obras plumarias del siglo XVII, que destacan por el delicado trabajo realizado con pluma de colibrí.
El acceso para los laicos a este espacio siempre fue muy restringido, dado que es una gran caja fuerte. Desde la primera década del siglo XX se mantuvo cerrado (debido a la Revolución y la Guerra Cristera) y solo durante fue reabierto al público por un breve periodo en el año 2013, en el marco del Festival Internacional de Puebla.
Actualmente ya no es posible hacer estos recorridos, pero se sabe que el espacio es alquilado para ceremonias privadas.
*AR