Una historia de Michoacán

Una historia de Michoacán

Del reportero
Por Fernando A. Crisanto 3 Marzo, 2022

El domingo 27 de febrero, Alejandro “El pelón”, llegó a San José de Gracia, cabecera de Marcos Castellanos, en Michoacán. Se dispuso a participar en la velación de su señora madre, fallecida en días pasados.

Alejandro se sabía amenazado por Abel, “El Viejón”, también nativo de Marcos Castellanos y que se conocían desde hace años. Alejandro, desde hacía muy joven, se había hecho a la vida complicada de los cárteles y recorrió camino: Zetas, Familia Michoacana, Caballeros Templarios y ahora, Cártel Jalisco Nueva Generación en donde había participado desde su fundación.

Alejandro y Abel se habían conocido en sus años con los Caballeros Templarios, siendo el primero quien recluta al segundo. Juntos decidieron saltar a CJNG, hasta que un mal día se cruza en su camino y Alejandro es detenido en Mazamitla, la misma tierra que inspiró a Ricardo Garibay para escribir uno de sus primeros libros.

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Poco a poco, Abel se va haciendo poderoso y se va aplicando hasta tomar nada menos que al terruño, a San José de Gracia. Las cosas eran en serio. Tan es así que hace cuatro años, Ricardo, un hermano de Alejandro, muere a manos del ahora poderoso “Viejón”, en un pleito de cantina.

Cuando Alejandro recupera su libertad, regresa con furia al terruño y se queda con éste, pero para equilibrar las cosas, mata a un hermano de Abel, de nombre José. Esto ocurre en 2021.

Abel jura venganza y por eso le manda decir a Alejandro que, si llega a poner un pie en San José de Gracia, lo matará sin remedio.

No se entiende todavía qué pasó con Alejandro, en el sentido de que haya tomado a broma la amenaza o realmente, ya había negociado; el punto es que el 27 de febrero de 2022, llegó a los funerales de doña Elisa, acompañándose de unos quince sicarios.

Por supuesto, apenas acababa Alejandro de entrar al velorio cuando sus propios familiares le dijeron que como era posible que se atreviera a entrar ahí, a sabiendas de la amenaza de Abel. Y el amenazado les responde que ya había pedido permiso. Pero algo pasó porque en minutos, llegó una nube de sicarios y el propio Abel.

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En segundos, Abel y sus hombres desarman a los escoltas de Alejandro y los colocan de cara al muro de una vivienda. Y “El Viejón” mata a “El pelón” de un disparo. A los demás, se les fusiló, literalmente.

Como no podría ser de otra forma, Abel sabe que está en un velorio y opta por llevarse a los cuerpos de sus enemigos para tirarlos en otra parte. Manda lavar la banqueta y los muros, porque no desea humillar la memoria de doña Elisa ni dejar huellas. Se retira.

Fue un pleito que terminó ahora pero que empezó hace años, cuando uno de los dos decidió que San José de Gracia era demasiado chico para los dos.

 

De las anécdotas que se cuentan

“México es para China un ‘hub’ estratégico y un socio natural para las empresas grandes y medianas que requieren invertir más en el exterior y diversificar en lo geográfico sus bases de producción”, informó a una agencia española de noticias, el embajador mexicano en Beijing, Jesús Seade.

Algunos especialistas señalan que, las relaciones comerciales entre México y China sumaron unos 100 mil millones de dólares en 2020, pero con un pequeño detalle, en el sentido que los chinos venden a México, poco más de 80 mil millones de dólares.

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La justificación del porqué las empresas mexicanas venden poco en Asia, es evidente, son un puñado los negocios nacionales que quieren jugarle las contras a los Estados Unidos.

Sin embargo, hay otro intercambio comercial entre México y China que poco se comenta más allá de los círculos especializados.

En 2010, funcionarios de distintas áreas de Inteligencia del gobierno federal descubrieron que “La Familia Michoacana”, una de las organizaciones criminales dominantes en el Pacífico mexicano, había exportado a China alrededor de un millón de toneladas de distintos metales, con un valor de 42 millones de dólares.

Cuando “La Familia…” empequeñeció, su relevo natural fue la organización “Los Caballeros Templarios” que a la fecha sigue en su negocio. Hacen su cobro de piso en especie a los mineros; obligan a los transportistas que lleven gratuitamente su cargamento hasta Lázaro Cárdenas y de ahí envían el mineral hasta China.

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Algo similar podría decirse sobre la importación de precursores para narcóticos desde China a México.

Esos intercambios no los vitorean académicos, embajadores y consejeros comerciales, pero ahí están, mostrando una cara indeseable en la relación bilateral.

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*ARD