El infinito caso Cacho-Marín

El infinito caso Cacho-Marín

Del reportero
Por Fernando A. Crisanto 27 Noviembre, 2021

Amigos, y quienes no lo son, preguntan: ¿cuándo saldrá libre Mario Marín?

No hay una respuesta precisa ni certera para que salga de la cárcel de Cancún. Si fuera legal, hasta agotar los plazos, pero si hay ingredientes políticos, y los hay, es totalmente incierta su situación.

Sólo baste recordar que en 2006 el ex gobernador poblano llegó a un acuerdo con el candidato panista Felipe Calderón, para no meter las manos en las elecciones presidenciales e ignoró a Andrés Manuel López Obrador, quien terminó perdiendo.

Fue en diciembre de 2005, cuando el empresario Kamel Nacif pidió “el favor” al mandatario poblano de actuar legalmente contra la periodista Lydia Cacho, quien escribió el libro Los Demonios del Edén en el que exponía una red de pornografía infantil y trata en la que participaban políticos y empresarios mexicanos.

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Luego de una denuncia penal, se liberaron órdenes de aprehensión y fueron policías poblanos hasta la Península de Yucatán a detener a la periodista y trasladarla con amenazas y violación de sus derechos humanos a Puebla, donde fue encarcelada y después con un amparo consiguió su libertad. Todo parecía arreglado y Marín le cumplió a su amigo Nacif.

Con lo que no contaron fue la publicación el 14 de febrero de 2006 en La Jornada y el programa de Carmen Aristegui en W Radio, de las pláticas Mario Marín-Kamel Nacif para actuar en contra de Cacho en lo que el empresario respondió con un eufórico “eres mi Héroe” para el político que, violando la ley, cumplió el favor.

Quince años después sigue el conflicto y Mario Marín, preso en Cancún, se defiende jurídicamente en espera de conseguir su libertad. Nacif Borge está casi en calidad de asilado en Líbano, pero da aún batallas legales en México.

Por lo pronto, el juzgado tercero de distrito de amparo en la Ciudad de México concedió una suspensión provisional al empresario Kamel Nacif sobre la investigación que inició la Fiscalía General de la República (FGR) en su contra por el delito de lavado de dinero.

La indagatoria se da tras la denuncia que inició la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), por lavado de 5 millones de dólares.

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Nacif tendrá una audiencia el 30 de noviembre para determinar si obtendrá la suspensión definitiva en la investigación que tiene en su contra por parte de las autoridades judiciales. No es la primera vez que el empresario textilero obtiene un amparo en este año.

En junio pasado, logró que un juzgado de Quintana Roo le diera una resolución de sentencia, en la cual no era culpable del delito de tortura en el caso de la periodista Lydia Cacho, de lo que está acusado Mario Marín.

“Catorce años después de que me mandaran secuestrar y torturar para proteger a red de Trata de Niñas, nos hemos enfrentado en los juzgados, ellos con sus influencias y poder corruptor, nosotras con la razón. La valiente magistrada que no se dejó corromper y busca justicia”, escribió Lydia Cacho en su cuenta de Twitter y es ella quien lo mantiene en la cárcel.

Han pasado tres lustros y la historia Cacho-Marín-Nacif se sigue escribiendo.

 

De las anécdotas que se cuentan

A los 99 años de edad falleció José Carral, uno de los legendarios defensores de la UNAM, pero no desde la matraca y el descontón, sino desde los más altos niveles de las finanzas y la banca, tanto en México como en el extranjero.

Se tituló como abogado en la UNAM e inició un largo peregrinar por la banca: fue vicepresidente del Bank of America por casi veinticinco años y simultáneamente fue el segundo en el mando de Intermex.

Con un olfato excepcional para los negocios, Carral fue expandiendo su poder y ocupó asiento en los consejos de administración de un sinnúmero de corporaciones, entre las que destacaban Mitsubishi y el Bank of Tokyo.

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En México se le recuerda por dos instituciones, por un lado, la UNAM, de la que fue miembro de su patronato y a la que se encargó de apoyar en toda clase de gestiones para que recibiera donativos que han permitido consolidar la carrera de innumerables profesionistas.

Y por otro, el Club de Industriales, que pasó de ser un mero lugar adonde toman sus alimentos algunos de los hombres más poderosos de México, para convertirse en un foro cultural y con charlas por parte de docenas de intelectuales de todos los colores y asimetrías.

Por si alguien tenía dudas de la amplitud de miras de José Carral, ahí están las condolencias expresadas por miembros de la comunidad de inteligencia, del antiguo CISEN, que ahora se dedican a otros temas.

Que descanse en paz, don José Carral.

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*BC