La Consulta, un reto para AMLO

La Consulta, un reto para AMLO

Del reportero
Por Fernando A. Crisanto 15 Julio, 2021

Interesante la reunión que sostuvo ayer miércoles el presidente Andrés Manuel López Obrador con los gobernadores, constitucionales y electos, de Morena y el gabinete de Seguridad Pública.

Ahí se concluyó luchar en 50 municipios para abatir la violencia y el número de muertos que genera el crimen organizado.

Pero otro de los temas importantes, que se pidió reserva total, fue involucrarlos, a pesar de la veda electoral que empieza hoy, en la Consulta del uno de agosto para juzgar a los ex mandatarios de la República aún vivos, a excepción de Luis Echeverría.

Los morenistas saben perfectamente que el voto mayoritario será el SI para someterlos a investigación y juicios, el problema radica en que necesitan que por lo menos 40 millones de mexicanos abarroten las urnas el domingo uno de agosto y eso parece imposible.

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Morena y los gobiernos de los estados no se involucraron en la campaña para llevar a los mexicanos a participar en la primera Consulta que fue promovida por el propio López Obrador.

En sus encuestas recientes, los resultados prendieron los focos rojos en Palacio Nacional porque una mayoría superior al 70 por ciento no tiene interés alguno en participar el primer domingo de agosto, además se reducen el número de casillas que las que habitualmente se instalan en las elecciones federales y por la pregunta que se va a hacer, la que ordenó la Suprema Corte de Justicia, no se sabe exactamente para qué sirve el SI o el NO, la única opción.

Ahora la responsabilidad de la respuesta de los mexicanos ante la Consulta recaerá en los gobernadores de Morena, incluidos los electos.

Ellos, los mandatarios estatales, que presumieron que no intervinieron en las elecciones de junio pasado, tendrá que meter las manos y el cuerpo completo o su partido se verá débil ante una oposición que ganaría si una abrumadora mayoría no acude a las urnas.

Se requieren 40 millones de votos para que la Consulta sea vinculatoria, pero Morena necesita por lo menos 34 millones para ratificar que son una mayoría contundente en el país, todo como un antecedente de la del próximo año que será por la revocación de mandato de López Obrador.

La consulta se convirtió en una verdadera papa caliente.

Seguramente en el encuentro de ayer en Palacio Nacional, el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, le ratificó al gobernador Miguel Barbosa Huerta que, en los próximos meses, este mismo año, trasladarán las oficinas de la Secretaría de Educación Pública federal a Puebla, como parte de su programa de descentralización de las dependencias federales. 

En su mañanera de ayer en Palacio Nacional informó que “como la sede de la Secretaría de Cultura, en Tlaxcala; como la sede de Educación, en Puebla; como la sede de Agricultura, en Obregón, Sonora. Esos son compromisos que vamos a cumplir. En el caso de la Secretaría de Educación ya están trabajando con ese propósito para irse a Puebla”, insistió.

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El propósito de trasladar las oficinas a las entidades federativas es poner fin a los lujosos inmuebles que ocupaban las dependencias en los gobiernos neoliberales. 

López Obrador ordenó que la Secretaría de Salud se traslade a Guerrero, como parte del plan de descentralización; la Secretaría de Bienestar, en lugar de estar en Paseo de la Reforma debe irse a Oaxaca; Cultura estará en Tlaxcala; la de Educación, en Puebla y Agricultura, a Sonora.

Los gobernadores de Morena tienen tarea.

 

De las anécdotas que se cuentan


La Gasera del Bienestar. Con sus conocimientos de economía, dignos de enciclopedia añosa, Andrés Manuel López Obrador soltó en una de sus conferencias de la semana pasada, su teorización sobre el precio del gas LP:

“Injustificadamente ha estado aumentando el precio del gas LP en el país. No he podido cumplir el compromiso de que no aumente el precio de los combustibles por encima de la inflación o lo he cumplido en gasolina y energía eléctrica, pero no en gas porque ha aumentado el precio por encima de la inflación”.

Así se las gasta como “economista”.

Preguntando, los expertos apuntan que el precio del gas LP anda un poco lejos de las ideas presidenciales. La referencia Mont Belvieu, que funciona como un índice para establecer los precios de venta de gas LP, se ha disparado desde enero, alcanzando en julio, 1 mil 055 dólares por galón (unos 5.33 pesos por litro), el precio más alto desde 2014.

Dos fueron los motivos por los que el Mont Belvieu se disparó al cielo.

La larga parálisis de la producción de gas LP en los Estados Unidos, con motivo de la pandemia y en China, el efecto contrario, al disparar el consumo en su infraestructura petroquímica.

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Con trabajos, PEMEX produce alrededor del 40 por ciento del gas LP que se requiere en México y el resto se da por la producción privada y la importación.

Esto quiere decir que es poco probable que una gasera nacional resuelva el problema porque no está atacando el origen obvio que es la producción del gas LP, sino la distribución.

Dicen los malosos que, con todo, hay un grupo empresarial que agradecerá a López Obrador sus ocurrencias, porque les permitirá incrementar sus operaciones en territorios adonde habrá escasez de gas LP, los mismísimos huachigaseros.

El por qué les beneficia es evidente.

Con la misma producción de gas y más distribuidores, habrá escasez en ciertos nichos de mercado.

fcrisanto00@yahoo.com.mx

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Facebook: Fernando Alberto Crisanto

 

Con información de Lo de Hoy Noticias

 

*AR