¿Qué queda del PRI?
Por 31 Julio, 2024El viejo partido, como está hoy, puede no llegar a las fiestas de su centenario.
Para la actual cúpula priista, nacional y estatal, aseguran que tienen futuro; sus militantes se van silenciosamente porque no tienen presente y sus críticos les aplicaron los aceites de la extremaunción.
En un estudio presentado por el portal Poll.mx el día ayer con información oficial se sabe que, a principios del milenio, tres partidos se repartían las 32 gubernaturas y Jefatura de Gobierno del país.
“El PRI tenía bajo su mando a 19, lo cual representaba 61.6% de la población; el PAN tenía 8, 22.7% y el PRD 15.7%.
“Veinticuatro años después, el PRI ha perdido a 54.8 millones de habitantes, el PAN a 8 millones; y el PRD a todos. Así es como se ha movido la población con cada dirigente nacional de los partidos políticos”. Sólo cinco lustros fueron suficientes para cambiar la realidad de un partido que durante 70 años consecutivos gobernó México, con sus claroscuros, pero mantuvo la Presidencia de la República, las gubernaturas, los Congreso y las presidencias municipales.
Aunque en 2000 la presidencia era ocupada por primera vez por un partido distinto al Revolucionario Institucional –Acción Nacional con Vicente Fox- casi 50% de las gubernaturas aún se encontraba bajo mandato priista con Dulce María Sauri como su dirigente nacional.
“Todo indicaba que vendría un cambio histórico a partir de entonces; sin embargo, al revisar el trayecto, el PAN, con sus cuatro diferentes dirigentes, no subió más allá de los 23.7 millones (nueve gubernaturas) que tuvo en 2002”, los priistas seguían siendo mayoría en el país.
El cambio pronosticado tampoco sucedió hasta 14 años después, “ya que el PRI seguía con poco más de 60 millones de habitantes bajo su mandato, seguido por el PAN y PRD que se mantenían entre 21.4-21.6 millones, y Movimiento Ciudadano comenzaba a aparecer gracias a su primera gubernatura obtenida con candidato propio en 2012, Oaxaca”.
Para 2014, Morena había logrado su registro como partido político nacional, con Martí Batres como su primer dirigente, pero como fue hasta 2015 su primera contienda, aún su marca estaba en cero.
“Ese 2014 fue un parteaguas y un punto de inflexión, ya que las líneas que en los primeros años se mantuvieron estables, pero ya se notan las caídas abruptas del PRI (-35.6 millones; de 18 a 4 gubernaturas) y del PRD (-20.8 millones; de cinco a una gubernatura) apenas seis años después, ya con Alejandro Moreno y Jesús Zambrano como dirigentes nacionales, respectivamente”.
Movimiento Ciudadano sumó a Jalisco y Nuevo León a sus filas para tener 14.2 millones de personas, 11%, pero el gran salto lo dio Morena con Alfonso Ramírez Cuéllar al frente de su presidencia con 58.2 millones, 45.1%, muy semejantes a los niveles tradicionales del viejo PRI.
Es un tobogán en el que cayeron PRI y PRD.
Los priistas con 58.5 millones menos que hace una década y ahora sólo tiene dos gubernaturas, que equivale a 4% de la población total, mientras que el PRD ya no tiene ninguna gubernatura y perdió su registro nacional.
Aunque no tan dramático su descenso en comparación con los dos partidos anteriores, el PAN también retrocedió. En cuatro años perdió ocho millones y apenas defendió cuatro gubernaturas. Mientras que, Morena ha seguido aumentando y parece que se quedará arriba.
Aglutina bajo el mando de Mario Delgado a 23 entidades, equivalente a 94.3 millones de personas, 71.3% de la población, niveles que sólo se veían en los inicios de la década de 1990 con el PRI.
Por los datos, el PRI sólo tiene pasado, porque el presente se está apagando y el futuro es una quimera.
De las anécdotas que se cuentan
En una ocasión le escuche al entonces líder nacional priista, don Javier García Paniagua, padre de Omar García Harfuch, explicar que al Sistema Político Mexicano y al PRI les daban seguridad y fortaleza: las colas de los políticos.
“Si alguien pretende moverse o tomar decisiones no avaladas en la cúpula, se les pisa la cola y hay quedan sus intenciones. El control es nuestra fortaleza”.
Después de 2000 y sin Los Pinos no hubo ya quien les pisara las colas, que les crecieron más y empezó la caída en tobogán del PRI y los priistas.
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