Lalo Rivera y su equipo

A dos años de las elecciones de 2024, la designación de candidatos de los distintos partidos y coaliciones –a presidente de la República, gobernadores, senadores, diputados federales y locales y presidentes municipales- empezará a más tardar en octubre de 2023, por eso no le extrañe que, en cuanto cierren las casillas el próximo domingo 5 de junio, aparezcan formalmente los equipos de quienes pretenden competir entonces.

Uno de los precandidatos al gobierno del estado de Puebla más perfilado es el actual presidente municipal de la capital, Eduardo Rivera, quien tiene como plan A ser nominado por la coalición integrada por PAN, PRI y PRD.

Un paso trascendente en ese sentido fue limar asperezas con sus críticos en Acción Nacional, partido que nunca dejó desde que se afilió a los 17 años de edad, para llegar con unidad. No hay por el momento ninguna figura partidista y ciudadana que le quite la etiqueta de favorito para competir con quien postulen Morena y sus aliados. Mientras pasen los días tiende a consolidarse.

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Lalo Rivera y su equipo saben que es fundamental mantener números positivos en la capital y los municipios metropolitanos, donde se concentra el 60 por ciento de la población y de los votos, pero no desean que sólo sea gobernador de una región de la entidad.

Por ello, habrá toda una red de coordinadores de su precampaña, lo mismo para el trabajo de tierra, que con las organizaciones y grupos y el financiero que garantice su operación. En este ejercicio se están sumando liderazgos regionales no necesariamente partidistas, aunque será bienvenido lo que aporten priistas y perredistas.

Está claro para todos los partidos de Va por Puebla, que debe ser un panista el candidato porque es el partido que más votos aporta y la figura principal de los blanquiazules es Eduardo Rivera, quien públicamente afirma que aún no piensa en eso, pero en la realidad cuenta con un equipo que va con todo por la gubernatura poblana.

Aunque tiene la edad para buscar la posición más adelante, este año cumplió 50 años, las condiciones están dadas a su favor en 2024 y es hoy o nunca.

Eduardo Rivera está decidido a ir por Casa Puebla.

De las anécdotas que se cuentan

Temprano, el 20 de mayo, una célula criminal arribó a una gasolinera que está sobre el kilómetro 64 de la carretera federal México-Puebla, en San Matías Tlalancaleca.

Se llevaron efectivo, pero también al encargado de la gasolinera. Abordaron un Tsuru y se lanzaron hacia el camino que lleva a Santa Rita Tlahuapan.

Aquel municipio no ha conocido el descanso, al menos desde 2015. Y no podría ser de otra manera, considerando su vinculación obligada con San Salvador El Verde y con San Martín Texmelucan.

Tierra de nadie, en Tlalancaleca retumban los problemas vinculados a la delincuencia organizada, particularmente en la junta auxiliar de San Francisco Tláloc. No pocas veces se ha sabido de embolsados con su correspondiente mensaje en cartulinas.

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El argumento de tanta barbarie había sido por años el robo de combustible, que da ingresos a una suma considerable de personas en esos tres municipios y que por años se mantuvo bajo control de células asociadas a los Zetas, pero que fueron migrando al Cártel Jalisco Nueva Generación, lo que ha potencializado el conflicto.

Sin embargo, justamente por el cambio del control de la plaza, hasta los delincuentes locales se han metido en un brete: se les obliga a trabajar para Tamaulipas o para Jalisco, pero el grupo perdedor opta por cobrar venganza y elimina a los que no se quieren seguir jugando la suerte con su marca.

Así que, además del robo de combustible, los lugareños se las ven con el cobro de piso y el robo a cualquier establecimiento.

Hasta cuándo llegará la paz a Tlalancaleca, es una pregunta que sus habitantes se hacen todos los días, conscientes de que la vida tiene que seguir, aún bajo esas condiciones.

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*BC